miércoles, 31 de diciembre de 2008

SOY IMPOTENTE

Volví a intentarlo, pero no pude. Se lo había propuesto a mi amigo Reinaldo Cedeño. Podíamos hacerlo todos los de “Cuba Blogs Club”. Pero no sirvo para eso, definitivamente.

Había pensando en hacer balance del año. “El 2008 para mí”, o algo así, como una composición escolar. Lo pospuse tantas veces, que ahora me doy cuenta que no tengo tiempo para eso. En unos minutos debo estar al aire con un programa en vivo en la radio.

Las personas necesitamos inventarnos pretextos para escapar del letargo que la vida impone. Esa es la única razón por la que tenemos el 31 de diciembre. Si se trata de repartir amor y de abrazar a quien queremos, no hay que esperar al último día del año. Podemos intentarlo desde mañana.

Quizá los lectores agradezcan mi impotencia. Sabe Dios cuánta carga hubiera representado enterarse de que mi ordenador personal se descompuso ocho o nueve veces. También le hubiera podido contar de cierto canal de televisión que no le levanta las sanciones a un tal Adrián Quintero (cosas del mundillo profesional). ¡Y qué decir de rutina en la radio! De deseos insatisfechos puedo decir algunas cosas… Pero no.

¿Presume usted cierta amargura en mis palabras? ¡Ni modo! Cuba Blogs Club constituye la evidencia más palpable de lo contrario. Sumar a mis deberes diarios “luchar” una computadora para conectarme y publicar, o leer lo que publican mis amigos constituye uno de los placeres que me dejó 2008.

Entonces, de lo que no me declararé impotente es de felicitarles por el advenimiento de 2009. Lectores y colegas blogeros, nos les quepa la menor duda de que, como evidencia del verbo honesto y comprometido, seguiré desnudándome.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Un fantasma en el mausoleo


Ocurrió en el año 1956. Se corrió la voz de que un fantasma solía pasearse por “El Mausoleo”. De tal forma los habitantes de Sagua la Grande denominan al parque José Luís Robau que, frente a la antigua Cárcel Pública, alberga el mausoleo de los mártires de la independencia. Se trata de un sitio único en Cuba: una cripta que, de día, acoge juegos infantiles y en las noches, sirve de refugio a requiebros amorosos.

Fue idea de un grupo de veteranos su construcción a principios del siglo XX. El pueblo ayudó a financiar el sueño de Emilio Chávez, Ramón Álvarez Valera, José Semidey y otros ex oficiales del Ejército Libertador. La primera piedra la colocó el alcalde Manuel Alverdi Golzarril. La otrora Plaza de la Cárcel fue cubierta por majaguas, ceibas y palmas. Se determinó que, desde entonces, allí sólo debían plantarse árboles propios del campo cubano.

Quizá la exuberante vegetación que llegó a tener el parque hacia la década del cincuenta y la escasa iluminación nocturna animó la historia del fantasma. Los vecinos de Salvador Herrera, Solís, Plácido y otras calles cercanas, no escondían su pavor. Algunos alegaban haber visto aquel cuerpo extraño moverse entre los árboles a altas horas de la noche.

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Hasta los corresponsales de periódicos capitalinos acreditados en la Villa del Undoso enviaron informes a sus respectivas redacciones: “Sale un fantasma en el Mausoleo de los Mártires de Sagua”. ¿Se preguntarían si no era el fantasma de algún patriota incómodo porque aquella república tan distinta a la que ellos intentaron alcanzar a fuerza de machete en el campo insurrecto?


Gregorio Cabrera, a la sazón capitán de la policía, decidió tomar cartas en el asunto. Designó un vigilante para que hiciera guarda en el parque. El pobre hombre, que al parecer sí creía que los muertos salen, no tuvo más remedio que aceptar la orden del superior y, con resignación, vio pasar las horas sin reportar ningún suceso anormal. Las nueve, las diez, las once….Pero a medianoche descubrió un cuerpo blanco bajo el follaje. Se movía intranquilo…¿Sería el fantasma? ¡Bum! Por si acaso, decidió realizar algunos disparos al aireque sacaron del lecho al vecindario. El misterio estaba a punto de develarse.

De la penumbra emergió un cuadrúpedo blanco. No había pertenecido a ninguno de los valerosos mambises de la Brigada de Sagua que reposan en la cripta. Era, simple y llanamente, el caballo de Hermenegildo Carratalá, un carretonero residente en las inmediaciones que acostumbraba a dejarlo pastar en el parque José Luís Robau.

YO NO SOY METROSEXUAL

creo que no falta nada: maquinilla de afeitar de tres hojas, marca Super Max, adquirida en una tienda recaudadora de divisas, agua y jabón

Lo escuché al cruzarme con una joven pareja en cierta calle de Santa Clara. “Tú no te vas a pintar nada, que eso es cosa maricones” –dijo ella. Él muchacho contestó enseguida: “Eso no es cosa de maricones nada, tiene tremendo swing…”

El diálogo, groserías verbales aparte, no dejó de llamar mi atención. El adolescente discutía con su novia porque consideraba justo su derecho a usar maquillaje. Cualquier otro transeúnte hubiera creído que estaba loco para pasarse al “otro bando“. Pero no siempre la frivolidad tiene que ser sinónimo de “mariconería”. Quizá sólo asistí a un caso de legitimación de “metrosexualidad”.

La palabrita suena muy cautivadora. Atrae la atención de mucha gente; de las mujeres, de los gays, de los estudiantes, de los publicistas. Suena en varios programas de la radio. Un espacio de la emisora donde trabajo, tradicionalmente reservado a temas de ayuda psicológica, convocó a expertos y varios jóvenes en general para que hablaran sobre ello.

comenzaré por las piernas, intentaré depilar todo mi cuerpo por segunda vez; la vez anterior la máquina de pelar eléctrica de un amigo colapsó quizá abrumada por tanta población capilar…

En Internet es fácil encontrar referencias sobre la metrosexualidad. Gabriela Casavantes, en el sitio esmas.com escribe que el término combina ‘metro’, que se refiere a que son hombres de áreas metropolitanas, con 'sexual', porque viven su lado femenino sin temores.

No me complace la definición, pues si analizamos correctamente sólo puede traducirse como “sexo de ciudad”, o algo por el estilo. Sí queda claro que la ciencia no se ha preocupado en serio por un fenómeno animado más por afanes de lucro, que por la intención de librar a la sociedad contemporánea de lacerantes patrones de masculinidad y feminidad.

La mencionada fuente agrega complaciente que los metrosexuales están rompiendo esquemas; porque “conocen de moda y cosméticos, adoran ir de compras, cuidan su imagen corporal, peso, cutis y piel, se tiñen el pelo, se hacen manicure, y se depilan las cejas, como lo hacemos las mujeres”.

Y agrega: “Aunque frecuentemente son considerados gays, no se trata de homosexuales, pues este modo de vida no es sólo por narcisismo, sino que su finalidad es seducir a las mujeres, y no les cuesta mucho lograrlo”.

Estoy de acuerdo en el último punto. Gay y metrosexual no es lo mismo. No voy a negar que el mundo de hoy es más tolerante en materia de diversidad sexual que el de hace unos años. Pero no se engañe el lector: arreglarse las cejas y usar algunas prendas de vestir femeninas no siempre constituye un signo de tolerancia hacia las minorías.

He comprobado con mis propios ojos y oídos cómo algunos pepillos que saludan a los socios y se depilan el cuerpo hablan de los homosexuales con enorme crudeza.

ya termino con la pierna izquieda; voy a la derecha, la Super Max está cancaneando, creo que tendré que buscar otra….

Según datos de la revista norteamericana The Economist, aproximadamente el 35 por ciento de los hombres norteamericanos entre 25 y 45 años demuestran características “metrosexuales”. Esta cifra es para la industria de la cosmética, la moda y los accesorios un mercado potencial muy tentador. De hecho, tan sólo el negocio de los productos para el cabello exclusivos para hombres mueve en Estados Unidos ocho millones de dólares anuales. Hoy, el mercado está lleno de artículos de belleza diseñados específicamente para hombres.

Las preferencias de los “metrosexuales” están en productos de afeitar para pieles sensibles, cremas en gel para evitar las “bolsitas” en el contorno de los ojos, e hidratantes libres de grasa para lucir siempre descansados. Incluso, algunos prefieren utilizar productos para mujeres, por considerarlos más amables para su piel. El creciente interés de los hombres por su belleza va hasta el quirófano. Datos de la Sociedad Norteamericana de Cirugía Plástica y Estética recogidas entre 1997 y 2002 confirman que en esa período en los Estados Unidos se triplicó la cantidad de cirugías plásticas realizadas a hombres.

Pero los afanes de la industria capitalista, insatisfecha con las compras y los servicios a los que tradicionalmente accedían las féminas, no en todos los casos han contribuido a un cambio de mentalidad entre los jóvenes. Para colmo, ahora lanzan contra campañas, como las referentes a los ubersexuales y a los retrosexuales, como opuestos de los metrosexuales que, supuestamente, han lacerado la masculinidad. Todo, a la postre, es más de lo mismo: la evidencia del control homofóbico y machista de la sociedad global. Está muy lejos la humanidad de alcanzar plenos derechos en materia sexual. Las mujeres y los homosexuales siguen cargando con la peor parte.

mejor dejo aquí la labor de embellecimiento; total, algunos dermatólogos dicen que no es bueno depilarse y yo no tengo paciencia ni medios para hacerlo…

Contemplo de soslayo algún torso hecho a imagen y semejanza de la metrosexualidad (que son ideales para mirar, como las esculturas de una galería), hasta me divierto con las conversaciones de algunos jóvenes y me preocupo porque sus intereses se reduzcan a espacios tan vacuos. Las maquinillas de afeitar las reservo sólo para el rostro, que la existencia de tan sencillo producto en los mercados de mi ciudad se ha tornado deficitaria en los últimos meses, e intentar rasurar todo mi cuerpo….no se imagina cuán difícil es. Pero no será sólo por eso, sino por mucho más, incluso, que quien aquí escribe seguirá sin ser metrosexual.

Lea más sobre el tema en el blog La isla y la espina: (http://laislaylaespina.blogspot.com/2008/12/metrosexualidad-hombres-sin-pelo-en.html)

domingo, 28 de diciembre de 2008

LOS DEMONIOS DE SAN JUAN DE LOS REMEDIOS PERMANECEN INSOMNES EN NOCHE DE PARRANDA

San Juan de los Remedios no figura como destino turístico. Tan sólo es un lugar de tránsito para los turistas que se dirigen a la cayería norte de Villa Clara. El censo realizado en 2002 no le concede el estatus de ciudad, pues no rebasa los veinte mil habitantes. Sin embargo, posee el donaire que le otorgan varios siglos de historia. Atesora miles de historias interesantes. Una parte de su devenir quedó magistralmente asentada en el texto “Una pelea cubana contra los demonios”, de Don Fernando Ortiz y recreado posteriormente por la cinematografía de Tomás Gutiérrez Alea.

Remedios quedó fuera de la nómina de siete asentamientos fundados por el Adelantado Diego Velázquez, pero no le hizo falta. Posee menos edificaciones fastuosas que Trinidad, pero al compararla con esta, sale ganando. Conserva la ingenuidad que la “contaminación” de la industria turística cercenó de aquel paraje sureño.

Entre las tantas cosas que hacen singular a la Octava Villa está la festividad de la Nochebuena el 24 de diciembre. Los hijos de esa tierra –no importa cuán devotos sean- celebran cimiento de Cristo con fuegos artificiales. La Misa del gallo en la Iglesia Parroquial compite con el ruido de los voladores y la música en la plaza. Las puertas permanecen abiertas hasta el amanecer y la alegría inunda todos los rincones. Las parrandas nunca se han suspendido, ni siquiera en los tiempos duros de crisis económica.

Las razones para volver pueden ser muchas. Pero valdría la pena apropiarse de las que consigna en su web blog
Maikel González Vivero, quien asegura que el espíritu de Remedios se trasunta en una atmósfera incorpórea como un olor.

Pero nuestro amigo no ha presenciado las parrandas. Seguramente tendría una imagen más exacta de la ciudad si lo visitara en navidad. Hay que ver cómo la gente sale corriendo a colocarse junto a los tableros a los que se les prende fuego de un tirón.

El derroche pirocténico nunca es suficiente para conformar a los seguidores de los barrios de El Carmen y El Salvador. ¿Qué barrio está tirando?, me pregunta una joven. De haber percibido el pánico de mi rostro, hubiera comprobado que soy visitante. Los nativos permanecen a la intemperie contemplando o no, el cielo iluminado, mientras yo busco refugio y trato de hacer fotos amparado por un portal.


Existen varios tipos de fiestas populares en Cuba. Podemos hablar del carnaval, que alcanza su máximo esplendor en Santiago de Cuba. También forman parte de lo mejor del patrimonio nacional las Charangas de Bejucal. Y en Remedios nacieron las parrandas, que se extendieron a una decena de pueblos en los actuales territorios de Villa Clara, Sancti Spiritus y Ciego de Ávila.

Las parrandas remedianas constituyen un espectáculo alucinante. El visitante se queda inmóvil, o por el contrario, se espanta, sale huyendo, en el momento en que los fuegos artificiales inundan como un mar rojo la plaza central del pueblo. Su origen es casi legendario y se asocia con la voluntad de cierto sacerdote que encargó a un grupo de niños que recogieran el pueblo haciendo sonar pitos y maracas para que los feligreses acudieran a la Misa del Gallo.

En caso de darse por cierta la historia, el propósito del cura se cumplió con creces. Cada 24 de diciembre es algarabía es lo que sobra en Remedios. Como si su pueblo acumulara energías el año entero para animar la parranda, no sólo con fuego, sino también con las carrozas y los vistosos trabajos de plaza.

Estos últimos son luminosas estructuras que sobrepasan la altura de un edificio de tres plantas. Los barrios contendientes los montan en extremos opuestos de la Plaza, a un lado y otro de la Iglesia Parroquial.

Siempre valdrá la pena volver a Remedios, aunque no pueda descubrir las torres de sus dos iglesias desde el tren como parte del histórico itinerario Sagua-Caibarién, sino centellantes bajo el fragor de mil y un volares durante la única noche del año en que los demonios remedianos permanecen insomnes.

martes, 16 de diciembre de 2008

TEMBLÓ LA TIERRA EN SAGUA LA GRANDE


Como para que el lunes fuera un poco menos aburrido que de costumbre, para romper con la laxitud pueblerina de que hablara Azorín citado por Jorge Mañach, los sagüeros contemplamos un temblor de tierra este quince de diciembre.

Pero no hubo tiempo para estremecerse demasiado. La mayoría de los habitantes de la Villa del Undoso, incluyendo a los Mogotes de Jumagua, al conocido puente de hierro y a la mismísima Iglesia Parroquial, permanecieron imperturbables.

Apenas un meneíto del butacón, el bucarito de flores de Changó ligeramente ladeado y los hielos agitados en el vaso de ron gentilmente servido por mi amiga Patricia Angelino para celebrar por adelantado el fin de año, me hicieron creer que la tierra se movió.

Ya sabemos que no es muy firme el subsuelo en Sagua la Grande. Sobre un pantano construyeron Juan Caballero y Joaquín Fernández Casariego esta ciudad. Pero de sismos no hay demasiado que contar. Aunque Antonio Alcover se refiera a unos cuantos temblores en el siglo XIX y se sepa que en la madrugada del siete de agosto de 1939 hubo otro que agrietó alguna vieja pared, estamos muy lejos de correr los mismos riesgos de Santiago de Cuba, enclave de Reinaldo Cedeño.
Un compañero de la emisora, al parecer aficionado a la geología y a las noticias impactantes, me señaló que en los últimos años se han registrado cerca de una treintena de temblores con epicentro en la provincia de Villa Clara y que si el de ayer hubiera durado unos segundos más…..¡Ay mamá! ¡Qué manía la nuestra de sobredimensionar las cosas!

Semanas atrás algunos sagüeros en Internet hasta trataron de adjudicar para esta ciudad un parentesco con el presidente electo de los Estados Unidos. Resulta que, según algunos sitios nada serios, el padre de Obama era de Villa Alegre...(Para deralles: foro.univision.com/univision/board/message?board.id=noticiero_univision&message.id=121964 - 51k - )

En cuanto a los terremotos, ni siquiera el afán de protagonismo de los sagüeros conseguirá que salgamos si acaso de la plana menos importante de algún periódico. Apenas tres grados en la escala de Richter...
Los de aquí tendremos que conformarnos con la impronta de los coterráneos que con su ejecutoria en la ciencia, la cultura, el deporte u otras esferas, de cierta forma, han estremecido la tierra. Y eso ya es bastante.

sábado, 13 de diciembre de 2008

HUÉRFANOS DE DRAMATIZADOS EN LA TELEVISIÓN CUBANA

Hilda Saavedra en "Sol de batey", telenovela de Roberto Garriga que marcó un punto de giro para el género en 1986.
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En mi mente no está del todo clara la anécdota, pero alcanzo a recordar algo que una vez me contaron: Stalin, interesado por apoyar la creación cinematográfica, preguntó cuántas de las veinte o treinta películas que se hacían al año en su país eran buenas. “Diez”, le contestaron. ¿Y si hacemos cincuenta?, repostó el polémico líder. “Pudieran buenas diez, camarada”, volvieron a contestarle.

La historia, falsa o no, resulta ilustrativa de algo que los cubanos acostumbramos a resumir con pocas palabras: “Calidad y cantidad no van de la mano”. Esencialmente, estoy de acuerdo. Pero, al menos en el audiovisual, el entrenamiento será válido para alcanzar la perfección. Si la producción es exigua, existen pocas posibilidades de elegir, de aquilatar lo bueno y lo malo. Es como cuando usted acude al mercado. No podrá escoger las mejores verduras, sencillamente porque un solo vendedor le ofrece lo que buscaba.

La producción de dramatizados en la televisión cubana atraviesa la peor crisis de toda su historia. Ni siquiera fue posible tener listo el paquete de teleplays que tradicionalmente se han programado en el verano. Es por estos días que se están exhibiendo algunos en el espacio asignado a la telenovela los miércoles. (Se ha dicho que “Las huérfanas de la obra pía” han cedido su espacio; más bien se busca la manera de alargar el tiempo en el aire de la susodicha propuesta, porque no hay nada que poner después).

Un amigo, bastante radical en sus convicciones, me ha dicho que la televisión no debía gastar un centavo más en telenovelas, que sería mejor adquirirlas en el exterior. A fin de cuentas, casi nunca se hace una que valga la pena.

No creo que los directivos del ICRT piensen lo mismo, pero las telenovelas se están extinguiendo de la pequeña pantalla. Es evidente que escasea el financiamiento para hacerlas. Pero resulta más grave aún que las condiciones técnicas para producirlas son paupérrimas. Jamás he entrado a los estudios del Focsa, los más grandes de la televisión cubana. Pero me ha llamado la atención, al transitar cerca del célebre edificio capitalino, cómo uno o dos carros despliegan claves hasta el interior del recinto. Ello se debe sencillamente a que los estudios no poseen condiciones para la grabación y transmisión en sus cabinas de control, y los equipos de remoto deben suplir las funciones de estas.

No soy productor, ni economista como para emitir criterios precisos sobre ello. Pero creo que me asiste algún sentido común al considerar un desatino haber dedicado recursos a sufragar la puesta en funcionamiento de nuevos estudios y canales de televisión, sin haber fanatizado antes mejores condiciones para espacios emblemáticos de la producción audiovisual como los del Focsa. Es como mantener en cueros a un santo para vestir otro.

Mucho más crítica que la producción de telenovelas es la de aventuras. Con cuánta nostalgia las generaciones que superan las tres décadas recordamos el espacio que dio cabida a tantos clásicos de la literatura universal y a obras originales. Nunca sobró el dinero, como para usar costosas escenografías o exóticas locaciones. Pero el talento de técnicos, actores y escritores conquistó la preferencia popular.

Semanas atrás, entre las misivas de lectores que publica el periódico Granma en su edición del viernes; casi siempre abordando temas sociales, de la economía y los servicios, se coló una cuyo remitente hablaba con pesar de la escasa presencia de aventuras cubanas en la pantalla doméstica. El hecho de que Granma se haya hecho eco del problema en voz de un lector, tiene para mí una marcada importancia.

Sin ser tremendista, diría que se trata de un asunto de la política, teniendo en cuenta que esta se ocupa de regir los asuntos relacionados con la buena salud del Estado, de la nacionalidad. Hace algún tiempo los directivos de la televisión solían afirmar con frecuencia que el setenta por ciento de las propuestas de nuestros canales nacionales era de producción nacional. La realidad hoy es muy distinta. Que conste que no pretendo satanizar las ofertas de una televisora como Multivisión. Apuesto por la diversidad, pero no me conformo con la deprimida oferta de dramatizados cubanos que nos asola hoy.

La propuesta de mi amigo me parece inaceptable, entre otras cosas, por un elemental sentido de patriotismo. Pero sé que él ama todo lo bueno que nuestra cultura ha legado a la humanidad. Y si esta tierra devino en pocas décadas epicentro del movimiento danzario de América Latina tras el surgimiento de la Escuela Cubana de Ballet; si nuestros creadores frecuentemente consultan altos lauros en certámenes internacionales; si resulta imposible contar la historia de la radio y la televisión del continente sin mencionar a compatriotas como Félix Benjamín Caignet; si la Mayor de las Antillas ha logrado que muchas miradas se vuelvan ante ella gracias al talento de sus artistas, por qué debemos renunciar a ganar un sitial por lo menos digno en la producción televisiva. A pesar de los apremios económicos que el mundo actual impone, algo debe y puede hacerse para que los televidentes cubanos no sigamos huérfanos de dramatizados.

sábado, 6 de diciembre de 2008

PRESENCIA ETERNA DE WIFREDO LAM EN SAGUA LA GARNDE

Templo del Sagrado Corazón, en Sagua la Grande, sitió donde Lam descubrió los primeros lienzos

Si los nativos de Sagua la Grande proclamamos que Wifredo Lam fue nuestro coterráneo, no nos vanagloriamos por un hecho que, de cierta forma, se debe al azar. Hubiera sido distinto el imaginario del artista de haber venido al mundo en otro sitio. Incluso, el destino determinó que el artista naciera un 8 de diciembre; el mismo día en que esta ciudad celebra su fundación al amparo de la Virgen María.

Lam se dejó cautivar por las imágenes en la Iglesia del Sagrado Corazón, al otro lado del puente El Triunfo. Y los primeros lienzos los halló en la bodega de Alonso, en Colón número 200. No eran más que enormes pliegos de papel.

En pocas localidades se cocieron mejor los ingredientes chinos y africanos que nutren el ajiaco nacional. La colonia china de la Villa del Undoso, con decenas de establecimientos diseminados por el barrio de Cocosolo, fue una de las más grandes y prósperas de la isla. En ese mismo sitio se establecieron numerosos ex esclavos que fundaron sociedades religiosas hasta ahora vigentes.

Al analizar símbolos recurrentes en la obra del chino mulato sagüero, nos topamos con los temas frondosos y esotéricos que nacieron, sin lugar en dudas, cerca del Undoso y al amparo de Antoñica Wilson.

Antoñica, grande, gorda, de imponente figura, quería concederle a Wilfredo (entonces todavía con ele) la protección de todos sus dioses y lo preparó para que su primer viaje a España, financiado por el ayuntamiento local, tuviera éxito. Le entregó una semilla grande, “algo así como la de un mamey pero aplastada”, que Lam conservó por mucho tiempo. Pero, a la postre, como diría Nancy Morejón, la mejor lección que le quedó de Antoñica a Lam, más que un posible apego a la religiosidad, fue el ojo pleno de sabiduría ancilar, capaz de ofrecernos un fresco de civilizaciones ejemplarmente ensambladas en una diáspora que gira por todo el planeta.

El audiovisual ha dejado constancia de la relación de Lam con su pueblo. Humberto Solás lo trajo aquí en 1979 para rodar varias escenas de un antológico documental. Bajó con él a la ribera del río por el puente de “Príncipe Alfonso”, donde –confesó el artífice de “La jungla”- jugó de niño. Jorge Aguirre, en la obra “Ya era otoño en París” emplea imágenes de la casa de la calle Carmen Ribalta y del río. En la secuencia final, antes poner en boca de Lam la frase que da título al documental, se escucha: “Había calor en La Habana, también en Sagua”. Reconoce la universalidad inherente al más grande los pintores cubanos. Pero no deja de mencionar a Sagua la Grande. ¿Por qué insistir tanto en eso si Lam se fue siendo casi un adolescente y prácticamente no volvió más?

Fernando Ortiz en 1950 ya podía entregarnos una respuesta: “En cuadros como ‘La Jungla’ no están presentes ni África ni China. No es la tupida vegetación virgen de algunos sitios de Cuba. Es, sencillamente tierra mulata, vegetación agraria y trabajada. Flora, fauna y humanidad de plantación, vega y sitierío”. Es, agrega el sabio, la cálida naturaleza de Sagua, donde Lam jugó de niño y amó de joven.

Fuentes: Wifredo Lam, Antonio Núñez Jiménez.
El centenario de un mito, publicado por Nancy Morejón en el periódico Granma el 20 de julio de 2002.

domingo, 30 de noviembre de 2008

La huella de viejos establecimientos comerciales en Sagua la Grande


A Lázaro Sarmiento (Buena suerte viviendo) estos humildes anuncios le hacían imaginar tiempos no vividos. Son rótulos hechos para ser pisados, que también en las aceras de Sagua la Grande desafían a la nostalgia y perduran, a veces, como el único vestigio de capítulos nada desdeñables por la memoria de lo pueblos. Valga la inspiración del colega para presentarle algunos de los carteles acentados en la Villa del Undoso.Sería difícil hacer referencia al hotel Telégrafo y ubicarlo en la calle Céspedes (donde hoy radica el Partido Comunista de Cuba) si no fuera por la inscripción que recuerda a la principal instalación hotelera que existió en Sagua durante el siglo XIX. Hace casi cien años que el hotel se trasladó a otro enclave, pero todavía pueden distinguirse estas letras.

Antes que se generalizara el uso del granito en las aceras, eran comunes las inscripciones en rojo. Debe tener por lo menos un siglo esta, que se distingue muy bien en la esquina de las calles Céspedes y Maceo, frente a la tienda "La isla de Cuba". Aunque me resulta imposible precisar qué significado tienen ambas letras.

No entiendo por qué un día el nombre de este conocido establecimiento en la intersección de las calles Maceo y Calixto García, perdió el nombre de "La aplanadora".

De todos los establecimientos cuyo anunció fotografié, la tienda "La Sirena", hoy de la cadena CIMEX, es la única que conserva el nombre original.

jueves, 27 de noviembre de 2008

A propósito del concurso organizado por la UNEAC de Villa Clara

El mismo caracol, pero con distinto collar.
El autor junto a Alexei Ruiz, periodista y realizador también premiado en el "Sancta Mareare"


El nombre de Sancta Mareare identifica a una especie de caracolillo exclusivo de la cayería Villaclareña. Hace tiempo artistas de filial de cine, radio y televisión de la UNEAC en provincia más central de Cuba se propusieron marcar diferencias al bautizar con ese nombre a un concurso que nació como alternativa al Caracol organizado en La Habana.

La iniciativa no constituye una necesidad provinciana de reconocimiento. En todo caso pudiera pensarse que se trata de un contestatario modo de crecernos ante una capital que se abroga el derecho de trazar pautas en lo que a la realización radial, televisiva y cinematográfica se refiere.

Pese a los tradicionales esfuerzos del estado cubano por dotar al arte de un alcance comunitario, resulta difícil evitar que La Habana extienda su mirada más acá del túnel. Puede hablarse de creadores que lejos de la capital han hilvanado una obra conocida internacionalmente, pero habría que ver cuánto esfuerzo les ha costado.

En la capital se encuentra nuestra principal entidad productora de películas, todas las radioemisoras de alcance nacional se hallan cerca de La Rampa, prácticamente ningún programa dramatizado se rueda lejos del Malecón, la mayoría de los estudios artísticos de nivel superior tienen asiento en predios habaneros.

En lo que respecta al concurso Caracol, al realizado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en su casona del Vedado; salvo contadas excepciones, los premiados viven o laboran en la capital.

No es mi intención cuestionar la pericia o las intenciones del jurado, pero resulta evidente la apatía que le profesan a las obras de artistas no capitalinos. En el caso de la radio; un medio que afortunadamente no precisa de tantos recursos para propiciar la buena culminación de un proyecto, pueden citarse ejemplos de obras, tanto musicales como informativas o dramatizadas que en los festivales nacionales de ideados por el ICRT ha superado con creces y de manera reiterada a cualquier realización “Made in Habana”.

De tal manera el Caracol de Villa Clara, el “Sancta Mareare” se ha convertido en un espacio de confrontación atractivo para creadores de todo el país, sin excluir a los de la capital.

El cine aficionado, que forma parte -como diría el crítico camagüeyano Juan Antonio García Borrero- del “cine cubano sumergido” halla justas valoraciones en la cita que se organiza cada noviembre en Caibarién. La televisión provincial y municipal, cada vez más presente en el espectro de señales, también tiene su foro en estos encuentros. Pero no piense el lector que el chovinismo desmedido de quienes tradicionalmente carecen de reconocimiento, pulula en los debates.

La necesidad de hacer mejor un arte y de contar con los recursos humanos y técnicos necesarios para ello, es un constante en “Sancta Mareare”. Incluso, la audacia de los trabajos en concurso suele ser motivo de enriquecedoras discusiones, como sucedió esta vez con el programa para jóvenes “Andando”, de la televisión espirituana, que abordó las relaciones sexuales entre tres personas, un fenómeno cada vez menos extraño en Cuba.

El Caracol de Villa Clara distingue cada año a creadores de larga trayectoria en la radio con el premio Roberto Rodríguez Frenes; tributo a alguien que sin haber figurado nunca en la nómina de artistas de la CMHW, fue el gran benefactor de la radio villaclareña, un directivos que abandonó la oficina para echar su suerte al lado de los que dan la cara al micrófono. Esta vez fueron tres los homenajeados, todos de la W: Ana Menéndez, asesora de la programación dramatizada; el destacado narrador y comentarista deportivo Héctor Alomá y el popular locutor Víctor Manuel Menéndez.

También los jóvenes reciben un galardón. En un justificado interés de la UNEAC por ganar protagonismo entre quienes ya marcan pautas en la creación radial, desde hace tres años se entrega el “Manolín Álvarez Álvarez”, que evoca a uno de los pioneros de la radiodifusión en Cuba, hijo ilustre de Caibarién.

Y no porque este comentarista se halla ido con un premio “Manolín Álvarez” a casa se siente comprometido a elogiar el “Sancta Mareare”. Es oportuno sugerir a la filial de cine, radio y televisión que valore la posible nominación de artistas no residentes en Villa Clara para futuras candidaturas de estos reconocimientos. Ello contribuiría a acrecentar el carácter inclusivo de una cita genuinamente nacional. Pudiera tenerse en cuenta la obra de quienes frecuentemente han sido premiados en el propio evento.

A pesar de los retos que también a la cultura han impuesto los huracanes, de las distancias y los lógicos escollos que suelen asumir los organizadores, una vez más hubo “Sancta Mareare” en Caibarién. Es endémico el caracol de Villa Clara, pero deberá perdurar como parte de una diversidad aclamadas por los artista de la radio, el cine, y la televisión que necesitamos encontrarnos. Valdrá la pena que este caracol con diferente collar nos convoque también en 2009.

martes, 18 de noviembre de 2008

Cuba atesora importante patrimonio ferroviario

-Locomotora de vapor en el torna vía de los centenarios talleres de Sagua la Grande.

El 19 de noviembre de 1837 ocurrió un hecho trascendental en la historia latinoamericana: la puesta en marcha del primer tren. Cuba fue el séptimo país del mundo que dispuso de ese medio de transporte.
No constituía interés de la Metrópoli española el desarrollo de sus colonias. Pero el hecho de que el camino de hierro se expandiera por nuestros predios antes que por la península tiene que ver únicamente con el interés de los empresarios azucareros por poseer un medio de transporte adecuado para sus materias primas y sus producciones.

El fértil de Valle de Güines, en la actual provincia de La Habana logró costear los gastos de lo que fuera nuestra primera empresa ferroviaria. Las tierras al sur del puerto habanero era altamente productivas. No faltó el dinero para construir las paralelas en otros sitios. Las regiones de Matanzas, Cárdenas, Cienfuegos y Sagua la Grande, llegaron a poseer solventes empresas.

Si se aborda con frecuencia la impronta azucarera en el desarrollo socio-económico de Cuba, no puede ignorarse la vinculación del ferrocarril con la producción del dulce. El nuestro es un pueblo esencialmente ferroviario. Numerosos asentamientos nacieron con el ferrocarril. En la actualidad existen más de diez kilómetros de vías a lo largo y ancho de la isla.

El patrimonio ferroviario incluye hoy cientos de importantes edificaciones, entre talleres, equipos y estaciones. En el caso particular de Sagua la Grande, resultaría imposible contar la historia sin aludir al camino de hierro. Como suelen decir los viejos ferroviarios, la gente aquí solía ajustar sus relojes con la sirena de la “empresa”, como llaman a los ferrotalleres. Hasta el escudo de la ciudad exhibe una locomotora como símbolo de progreso al lado del río. La vieja estación constituye una joya de la arquitectónica.

Hablar del ferrocarril nos remite, esencialmente, a pensar en la laboriosidad y disciplina de sus trabajadores. Los sagüeros que hemos tenido la oportunidad de conocer personalmente a hombres como el viejo maquinista Tomás Angelino Rivera, podemos dar testimonio del amor que ha caracterizado a los ferroviarios. Tanto ese amor, como el patrimonio material asociado al ferrocarril deben perdurar porque están vinculados a las esencias mismas de la cultura y la sociedad cubanas.

domingo, 16 de noviembre de 2008

UN MUTT EN LA CASA BLANCA

Barak junto a su abuela Sarah Obama, durante una visita a Kenia hace dos años

"Mutt" es un término que muchas personas angloparlantes consideran ofensivo. Aplicado a perros, se refiere a uno de raza indefinida, pero tratándose de personas, podría traducirse como "mestizo" o "mulato".

El hecho de que, al comentar hace poco que busca un perro para que juegue con sus hijas una vez que se instale en la Casa Blanca y aclarar que desea un can sin raza, “mutt” como él mismo, Barack Obama puso el dedo sobre una llaga dolorosamente sangrantes de la sociedad estadounidense.

Hace décadas que a los negros norteamericanos no les niegan derechos tan elementales como ocupar el asiento que deseen en un ómnibus, pero el racismo sigue estando a la orden del día en tierra de Martin Luther Kin.

Algunos analistas se preguntan con suspicacia cuántas veces más durante los próximos cuatro años Obama volverá a tocar el asunto de las razas. Más que hablar de esto o aquello, el joven político tendrá sobre todo, mucho que hacer.

Todos saben que la madre del presidente electo era blanca y su padre, un negro de Kenia. Obama parece sentirse bastante cómodo hablando de su mezclada raza. Sin embargo, nadie cree que iniciará una cruzada sobre los derechos de los negros desde la Oficina Oval. Durante su campaña electoral, hizo escasas menciones al color de su piel. Actuó con habilidad. Prefirió un discurso de inclusión, no de exclusión. La economía constituyó su caballo de batalla.

Y hoy millones de norteamericanos sin raza y con ella, porque tampoco debemos desestimar el aporte monetario de importantes empresarios a una campaña donde la salvaguarda de la economía constituyó interés fundamental…millones de norteamericanos aguardan porque sus problemas económicos se resuelvan. Por eso se preocupa ya el futuro presidente. Imagino que le quedará muy poco tiempo para sus hijas.
En cuanto a la política exterior, los proyectos aún no están muy claros. Obama habla de sacar a los soldados de Iraq, pero contempla llevar más para Afganistán. Los escépticos vaticinan que, en este caso pudiéramos tener el mismo perro con diferente collar.

Aunque es fácil asegura al mundo le irá mucho mejor sin un Bush como emperador universal. Al decir de varios expertos, aristas peliagudas de diplomacia norteamericana como el “Caso Cuba” pudieran experimentar cambios con la nueva administración.

El tiempo -reitero- tendrá la última palabra. El nombre de Barak Obama ya está inscrito en la historia. Es el primer “mutt” electo presidente en la nación más poderosa de la tierra. Pero los problemas que enfrenta el mundo de hoy son aún más trascendentales. Ya no se trata sólo de los derechos de negros o blancos. No será un asunto de razas lo que deba quitar el sueño a Obama. Sino la supervivencia misma de la especie humana.

viernes, 14 de noviembre de 2008

La jungla de Cocosolo

No pocos elementos del imaginario de Lam pueden hallarse en el paisaje de Cocosolo
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En su noble afán de crecer, Sagua la Grande se hizo de Cocosolo. Y construyó un puente de pétrea estructura y una alameda. Los más soñadores esperaban que un día la calle Colón llegar hasta la costa siguiendo el curso del río. Hacer la ciudad era palabra de orden para hombres como Joaquín Fernández Casariego.
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La alameda no se prolongó más allá del rastro de ganado, menos de kilómetro. Pero Cocosolo de quedó. Las leyendas afloran en los tablones de las viejas casas de portal. Aquí se sabe cómo cantarle a Changó mejor que en cualquier otra parte. Persiste la huella de un Wifredo Lam niño haciéndole maldades a Ma Antoñica Wilson.

Más allá del puente Príncipe Alfonso me invitan al relato. Los orígenes de la populosa barriada están asociados incluso a escaramuzas piráticas, aunque ello no está comprobado. Tampoco es seguro que esta populosa barriada deba se nombre a un solitario cocotero que se alzaba cerca del río.

Sí es cierto que Cocosolo se fomentó en 1852, luego que Casariego facilitara el acceso al lugar con la construcción de una alameda en la calle Colón y del puente Príncipe Alfonso sobre el arroyo de la Carolina o de la Tenería. El puente subsiste, aunque hoy no se habla de la Carolina, sino sencillamente del “Estero”. La alameda y sus laureles tuvieron menos suerte..
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Cocosolo es resultado del rápido crecimiento experimentado por la Villa del Undoso en la segunda mitad del siglo XIX. Aunque fue un barrio más bien de familias humildes, incluso de antiguos esclavos. Allí vivió Ma Antoñica Wilson, personaje de gran relevancia en la religión afrocubana vinculado al pintor Wifredo Lam. Como Pueblo Nuevo, San Juan o Villa Alegre, Cocosolo acoge a gran cantidad de seguidores de los cultos afrocubanos. La fundación del Cabildo de Santa Bárbara en ese barrio data de 1860.

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De acuerdo con la investigadora argentina Silvina Testa, autora del libro “Como una memoria que dura”, la propia Antoñica Wilson y Félix Laserie estuvieron entre los fundadores.
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Según los testimonios incluidos por la misma autora en su libro, la fiesta del cabildo, el cuatro de diciembre, solía recibir visitantes de sitios tan lejanos como Camagüey y se le tocaba a Changó durante tres días. Los tamboreros eran los mismos de Pueblo Nuevo. Los toques de Pedro Samá, Tiburcio y Arenas son recordados todavía hoy en Cocosolo, la barriada situada al norte de Sagua la Grande.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Un barco fantasma en Isabela de Sagua


Las historias de buques fantasmas son tan viejas como la vida misma. También Isabela de Sagua tiene las suyas. No es antiguo el puerto de la Villa del Undoso; pero vale consignar que en 1876, pocas décadas después de su apertura al tráfico internacional, llegó a tener anclados en los muelles cerca de una treintena de barcos. De ahí que proliferen las historias interesantes asociadas a los buques.

Quizá la palabra “fantasma” no sea la más apropiada para denominar al Nikolis, porque su maltratada estructura está ahí; puede observarse desde la costa, especialmente en días claros y cuando las aguas están tranquilas. Pero sus avatares ya son casi legendarios... ¿Desde cuándo Isabela se convirtió en su sitio de descanso eterno?

Marino Rodríguez, por muchos años práctico principal del puerto, recuerda muy bien los hechos. Él mismo ayudó a trasladar al barco hasta su enclave actual próximo a los Cayos de la Enfermería.

El mercante, que navegó con bandera griega, llegó averiado a la rada después de una larga travesía, en 1967. Los propietarios comprendieron que resultaría más económico abandonarlo y la tripulación regresó por otros medios a su país de origen. Marino rememora que, luego de algunos años de estudios, se decidió alejar al buque de los muelles.

El “Nikolis” tuvo muchos nombres, pero originalmente se le llamó “Liberty”. Fue construido durante los años cuarenta en los Estados Unidos, a partir de un diseño muy económico, con el propósito de sustituir a los tantos barcos que se perdían en medio de la Segunda Guerra Mundial. De ahí que los fabricantes sólo garantizaran para ellos cinco años de vida útil. Sin embargo, este -que tuvo varios dueños y en sus últimos años navegó con bandera griega- sobrepasó esa cifra, hasta que colapsó en las aguas de nuestro puerto.

Constituye una curiosidad histórica que subsista en algún punto del planeta un buque de ese modelo. Aunque no estará a flote por mucho tiempo... El deterioro de la estructura propiciará que las aguas del litoral en Isabela terminen tragándose al Nikolis. Entonces, con razón, se hablará de él como de un barco fantasma.

viernes, 7 de noviembre de 2008

ESTATUA DE JOAQUÍN DE ALBARRÁN EN SAGUA LA GRANDE

Recuerdo la escena de una película cubana donde uno de los protagonistas, con el orgullo demasiado subido a la cabeza, se imagina pétreo sobre un pedestal. Yo jamás soñaría con un reconocimiento tal…No me parece edificante estar a la intemperie tanto tiempo… Las grandes personalidades no tuvieron tiempo para referirse al asunto.

Curiosamente, Joaquín Albarrán conoció el monumento que el pueblo de Sagua la Grande develó para rendirle homenaje en el 1910. Por la cara frontal del pedestal puede leerse: “A Joaquín Albarrán, hijo predilecto de Sagua. Este monumento es un tributo pagado en vida al talento, a la virtud y al patriotismo”·

El urólogo no volvió a la ciudad natal, pero entregó a su colega Tomás Hernández una carta donde expresa: “Si el nivel de mi fama como clínico, ha alcanzado nombradía, muy lejos estaba de mí tal propósito. Solamente me guió el afán de ser útil a la humanidad para aliviar los males del riñón”. Al final de la misiva, reconoce llevar a Sagua prendida en su corazón y era cierto: Poco antes de morir víctima de la tuberculosis en Arcachón, Francia; dispuso que todos sus trofeos y distinciones, fueran enviados al ayuntamiento de esta Sagua. Hoy forman parte de los fondos del Museo Municipal José Luís Robau.

Tuve que esperar unos cuantos años para conocer quién era el hombre de piedra con el que me topaba cada domingo antes de despedir a mi hermana en su viaje a la beca. ¿Estará generalizada la indeferencia entre los habitantes de mi pueblo? Las estatuas casi nunca se salvan de ser observadas con frialdad. Emplazadas en lo alto, nos observan; pero a ratos parecen más bien indiferentes. Artistas de la modernidad, percatados de ello, han subvertido ciertos colocando estatuas de tamaño natural en las calles y los parques.

Sin embargo, no puedo dejar de sentir orgullo por esta imagen de Albarrán que señala a la multitud, no sé para advertirnos de algo o sencillamente para bendecir a los coterráneos que decidieron homenajearlo.

El escultor Vilalta de Saavedra no dejó ninguna otra obra fuera de La Habana. Ceñido a los cánones del neoclasicismo, ideó para el centro histórico capitalino las figuras de Francisco de Albear y José Martí. En tanto, en la tumba más visitada del cementerio de Colón: la de La Milagrosa, perdura la huella de su cincel. La estatua de Albarrán en Sagua la Grande, esculpida en límpido mármol de Carrara, fue idea de intelectuales locales, entre los que sobresalió Antonio Miguel Alcover.

Joaquín Albarrán y Domínguez, nacido hace 148 años en la casa marcada con el número 241, en la Calle Real de Colón, fue considerado el urólogo más importante del siglo XIX. En tiempos en que afecciones como insuficiencia renal eran prácticamente irreversibles, sus geniales descubrimientos, sus acertadas innovaciones y sus lúcidos conceptos, orientaron a la urología por modernos derroteros.

Acerca de sus sentimientos patrióticos no existen dudas. Colaboró con la lucha independentista y envió donaciones de dinero a Sagua, cuando las crecidas del río azolaron la ciudad. En el año 1889, por razones estrictamente profesionales, el Sabio se vio forzado a adoptar la ciudadanía francesa. Entonces estampó en el periódico habanero “El Fígaro” las palabras que luego también figurarían en el monumento de Vilalta de Saavedra:

“Si los azares de la vida me han hecho adoptar por patria a la grande nación francesa, nunca olvido que soy cubano y que siempre tenderán mis esfuerzos a hacerme digno de la patria en que nací”.

lunes, 27 de octubre de 2008

¿Por qué llamamos a Sagua la Grande La Villa del Undoso?

Para explicar el por qué de la denominación los sagüeros aludimos al poeta Gabriel de la Concepción Valdés y a sus vínculos con esta ciudad.
Estimado por Virgilio López Lemus como un versificador espontáneo, interesado en los asientos domésticos e inmediatos, no parece absurdo que Plácido le haya dedicado un poema al río Sagua la Grande. Lo hizo con diversos elementos de la naturaleza en los tantos parajes de Cuba que visitó.
Según apuntes que el fallecido periodista Tomás Aguilera Hernández, el poeta visitó a Sagua varias veces hacia el año mil 840 en busca de materiales para sostener su oficio de peinetero. José Lezama Lima da cuenta en el volumen de inéditos "Fascinación de la memoria" que en el centro de la isla Plácido conoció a Francisco Pobeda Armenteros, quien luego se convertiría en notario de la Iglesia Parroquial. El autor de “Paradiso” asegura que Gabriel de la Concepción y el iniciador de la poesía criollista, por muchos años residente en Sagua, sostuvieron inolvidables controversias.
También puede asegurarse que Plácido conoció el río Sagua la Grande. Lo menciona en el poema “El veguero”: “Tú sola en Manicaragua/ brillarás, linda hechicera/ como del fecundo Sagua/ en la sonante ribera/ brilla la flor de majagua”. Pero no hemos hallado texto alguno donde el versificador decimonónico se refiera a nuestro río como el “Undoso”. Tampoco son comunes las publicaciones del siglo XIX donde se hable de Sagua la Grande como la Villa del Undoso. Sólo en las postrimerías de la centuria comeinza a generalizarse tal denominación. Antonio Miguel Alcover lo emplea en su "Historia de Sagua", editada en 1905.
Probablemente los sagüeros nos sentiríamos muy defraudados si tuviéramos que dejar de atribuirle el adjetivo al insigne poeta asesinado en mil 844. Su nombre todavía hoy sigue teniendo una connotación especial en Sagua la Grande. Incluso, desde 1899 la antigua calle Musas es conocida como Plácido.
Seguimos pensando que, gracias a Gabriel de la Concepción Valdés esta ciudad ganó el hermoso calificativo de “La Villa del Undoso”, aunque el tema deje abierta una brecha a nuevas y más acuciosas investigaciones.

sábado, 25 de octubre de 2008

El día que las piedras vuelvan a contar la historia

En un afán a veces desmedido de renovación, los nacidos en Sagua la Grande hemos borrado una y otra vez los vestigios de un pasado del que, definitivamente, nunca vamos a despojarnos.

Bajo el suelo del parque La Libertad, casi en el centro, yace sepultado una pequeña columna. Sobre el granito negro tenía estampada la siguiente inscripción: “1er Período 1850-1855. 2do Período 1857-1860. Sagua la Grande. A la memoria del Tte. Coronel Don Joaquín Fernández Casariego por su labor constructiva”.

Se sabe que Casariego estuvo al frente del gobierno en varias ciudades; pero ninguna conserva tantos indicios de su obra bienhechora como la Villa del Undoso. ¿Sentiría algún afecto particular por la plaza donde gobernó durante dos períodos? ¿Por qué los sagüeros desaparecieron el monumento que ellos mismos le tributaron?

Tenemos otra evidencia de la desmemoria. En 1905 Antonio Miguel Alcover lamenta que el nombre de Casariego fuera borrado de la calle de Sagua que lo llevaba….”porque un ayuntamiento entendió así el patriotismo y su deber”.
Sin faltar a la objetividad tan cara para el investigador, el autor de “Historia de la Villa de Sagua la Grande y su jurisdicción” fustiga a quienes, en medio de la efervescencia republicana, “demolían reputaciones por sólidas que fueran”. Cien años después Sagua la Grande continúa en deuda con el ilustre español.

Sería interesante preguntarse cómo hubiera actuado Casariego en caso de estar al frente del gobierno durante los tiempos de la guerra. Pero la historia, si bien está sujeta a la interpretación de los hombres, trabaja con evidencias y los períodos de gobierno de este hombre fueron políticamente muy apacibles. Se sabe que trató de evitar que la ciudad se viera involucrada en actos independentistas y fue un acérrimo detractor de la trata negrera. Alcocer da cuenta que lideró la captura en nuestra costa de dos bergantines destinados al comercio de esclavos.

Los elementos con los que hoy contamos para llegar a conclusiones, sólo dan fe de un Casariego preocupado por el progreso de la incipiente Villa del Undoso. Realmente no era la postura común entre los militares españoles que tenían a su cargo el destino de los pueblos en “la siempre fiel Isla de Cuba”.

En su edición del 25 de mayo de 1860, coincidiendo con el fin de su segundo período de mandato de Casariego en nuestra villa, La Hoja Económica del Puerto de Sagua la Grande publica un amplio informe acerca de la gestión del gobernante. Otro Antonio Miguel Alcover, este Jaumé, consigna: “Como escribimos hoy para los que desconocen prácticamente el terreno que pisamos, fuerza será retroceder ocho o nueve años y recordar la situación de Sagua en 1850, cuando por primera vez se hizo cargo de la tenencia de gobierno el Sr. D. Joaquín Fernández Casariego”.

Posteriormente Alcover y Jaumé enumera las principales obras acometidas por el militar español durante sus dos períodos de gobierno: los sólidos puentes de Isabel Segunda y Príncipe Alfonso, en la calle Colón; así como otros en caminos de la jurisdicción, sobre los ríos Yabú y Maguaraya. Fundó escuelas; construyó el cementerio católico, la cárcel, las parroquias de Cifuentes, Quemado de Güines y Sagua la Grande; proyectó la construcción del hospital civil, la composición de numerosas calles y la aprobación de importantes normas que impulsaron la urbanización.

Gracias al impulso de Casariego, que lo tuvo como eficiente administrador, el ferrocarril surca las tierras de Sagua la Grande en la década de 1850 y se convierte en motor impulsor de nuestra emergente industria azucarera.

Resalta como imperecedero el sistema de cloacas; una obra sin precedentes en la Cuba de entonces, una empresa demasiado costosa para una ciudad naciente. A la postre, nuestro homenajeado terminaría consagrándose como un precursor extraordinario. El alcantarillado de Sagua, cuidadosamente planeado y construido a mediados del siglo XIX, todavía presta servicios.

El llamado Genio Protector de Sagua había nacido en Galicia el 15 de octubre de 1814. Estudió la carrera de Derecho por algún tiempo, hasta que en 1834 se integró a la vida militar. Asistió a momentos históricos relevantes, como la rúbrica del Convenio de Vergara, que puso fin a la primera Guerra Carlista. En 1842 vino a Cuba como capitán. Fungió como teniente-gobernador en Sancti Spiritus y Cárdenas, además de Sagua. Luego estuvo a cargo de la policía civil de toda la isla. Antonio Miguel Alcover consigna que en 1867 regresó a España enfermo, sin precisar qué mal lo aquejaba. Falleció el 28 de junio de ese mismo año.

El historiador aseguraba haber extraído tales datos de una carpeta donde podía leerse “Papeles privados de J. C. Documentos en los que se me elogia indebidamente”.

Era un hombre sencillo el militar español, acreedor del elogio de Ramón de la Sagra. En su “Historia Física económica-política, intelectual y moral de la Isla de Cuba” lo describe como un hombre paciente y amable. “El escritor que un día elabore la historia del pueblo -vaticina La Sagra-, tendrá que nombrar con frecuencia Joaquín Fernández Casariego.

Alcover legitima su impronta y apela a diversos recursos para promover el conocimiento de su obra. Hasta colocó su retrato en una humilde vidriera de tabacos. Luego Francisco de Paula y Machado encarga al artista español Monturiol un óleo con la imagen del insigne militar. Ninguna institución accede a recibir el cuadro que Machado desea donar: ni el Casino Español, ni el Liceo…En 1945, varios sagüeros consiguen construir la pequeña columna del parque La Libertad. Parecía que, finalmente, Casariego sería reivindicado. Pero ya se sabe cuál fue la suerte del monumento.
Los últimos siglos han propiciado el descubrimiento de viejas civilizaciones. En Ciudad de Méjico, bajo los cimientos de la Catedral, volvieron a la luz las piedras de Tenochticlán. El pasado persiste en regresar para moldear nuestra visión del presente. También un día el obelisco de Casariego se alzará de su sepultura para propiciar nuestro reencuentro con un período insoslayable.

viernes, 24 de octubre de 2008

Sagua la Grande vista por mí (IV)


BALCONES

Transitamos apremiados por el tiempo, sin mirar hacia arriba. Y nos perdemos no sólo las maravillas de la arquitectura; hasta expresiones interesantes, algún rostro digno de da Vinci, sábanas blancas o teñidas e, incluso, la mirada escrutadora de una chismosa...





Fotos de Adrián Quintero y Maikel González Vivero.

domingo, 19 de octubre de 2008

Una crónica de Jorge Mañach dedicada a Bayamo


En víspera del Día de la Cultura Cubana mi orgullo de sagüero (que no es poco) crece al descubrir que un lúcido coterráneo escribió sobre la forja de nuestra nación. Me refiero a Jorge Mañach Robato, quien en sus afanes de recorrer toda Cuba, conoció el Bayamo de 1923.

La crónica, recogida en el libro “Glosario”, se denomina “La villa taciturna y heroica” y comienza con una pregunta de Mañach: Bayamo…¿recordáis aquella página augusta? Luego menciona a Carlos Manuel y reconoce su impronta como independentista y anti esclavista, Carlos Manuel a secas porque así lo nombran en Bayamo; Carlos Manuel proclamando dos libertades es la esquila de su ingenio. Y en una mañana de sol –agrega el autor- llega a Carlos Manuel encendido de fervor, a Bayamo; a las puertas y ventanas de heroico sino, asomaron mil ojos para admirar su catadura.

El cronista evoca el incendio de Bayamo con fina prosa: Amagada de punitivas represalias, Bayamo se convirtió, por la mano de sus propios hijos, en una brasa gloriosa. Aquí están las ruinas todavía. A la vista de ellas, el ánimo se encoge con una melancolía reverente y medrosa, como la que se siente ante el definitivo y enorme misterio de las viejas tumbas.

El texto apareció en una época en que la conciencia nacional se encontraba bastante confundida por la evidencia de que aquella no era la república soñada por los próceres independentistas. La memoria histórica se perdía. El propio Mañach se confiesa incapaz de valorar algunos acontecimientos cuando expresa: Yo no sé a ciencia cierta cuáles fueron las razones íntimas y prácticas de aquella tu quemazón gloriosa” . Y proclama el pensador sagüero: “¡Está tan por hacer nuestra historia! A la postre resalta el patriotismo que caracterizó al sagüero: Si hubiese razones, para la multitud al menos, no ha de desvirtuarse el ejemplo lírico de tu gesto numantino.

Así habló de Jorge Mañach de Bayamo, donde –según sus propias palabras- tuvo lugar nuestra primera gran lección de sacrificio patriótico.

Mi nuevo blog

A partir de ahora mis pareceres sobre el mundo de la radio, la televisión y otras áreas de la cultura, aparecerán en el nuevo blog "Palabra desnuda". Ya puede hallar allí el comentario "Escrito por el asesor", con opiniones sobre el polémico desempeño de estos especialistas en la radio y la televisión cubanas.
http://palabradesnuda.blogspot.com

jueves, 16 de octubre de 2008

SAGUA LA GRANDE: LA OTRA CIUDAD DE LOS PUENTES

El hombre sintió la necesidad de llegar a la otra orilla, de averiguar que había más allá. Entonces ideó el puente para que el río dejara de ser derrotero. El puente, más que mera obra de ingeniería, me ha parecido prueba del afán humano por establecer lazos, por comunicarse.

Hay personas capaces de tender uno a cada paso, mientras otras limitan la posibilidad del encuentro. Elogio a quienes, además de favorecer la unión de voces de ideas, dieron forma a la piedra o al hierro para tender los puentes que hoy respiran en la ciudad. Algunos están a la vista sólo parcialmente, o incluso, no están; pero tal vez todavía latan bajo los pasos agitados del caminante.

Sagua la Grande es también ciudad de los puentes. Quien escribe no pretende quitar el cetro a la hermosa Matanzas. Apenas a un solo le hemos concedido cetros y sellos postales; pero ni siquiera el arrollador talaje de El Triunfo, resta garbo a la estructura de piedra del puente Príncipe Alfonso. No porque el arroyo de Contreras, o de la Tenería, con el tiempo pasara a ser tan sólo “El estero”, ha desaparecido la brillantez del viaducto, idea de un hombre que no por representar de la metrópoli, limitó el abrazo con los sagüeros: el teniente-gobernador Joaquín Fernández Casariego.



El puente Príncipe Alfonso, nombrado así de un honor del vástago de Isabel II, con tres arcos y 160 años sobre sus piedras, conserva las barandillas de fina herrería y bancos adosados que facilitaban el reposo del caminante.

Cerca de allí, el cineasta Humberto Solás filmó algunos planos del documental “Wifredo Lam”, donde el célebre pintor aseguraba que el entorno del puente era uno de sus sitios predilectos durante la Sagua de principios del siglo veinte.

Al otro lado de la ciudad desaparecía la posibilidad de lo ignoto para la calle Real de Colón gracias a otro puente que cruzaba sobre un arroyo ya inexistente, cerca del sitio donde se hallan los edificios delimitados también por General Lee y Solís. Tenía el nombre de la soberana española. Los sagüeros de hoy no asocian a Isabel II con puente alguno, pero es probable que la estructura pétrea del viaducto yazca bajo sus pasos en “Real de Colón”.

Pero el más antiguo puente de Sagua la Grande, de tan modesto, pasa inadvertido para casi todo el mundo en la calle Clara Barton. Apenas una mansa cañada corre por debajo de la única luz que permaneció a salvo del relleno en la antigua calle Progreso. Algún tipo de reconocimiento oficial, como el de Monumento, merece el puentecillo, considerado la primera obra de utilidad pública de que se tiene noticia en Sagua. Permitió que “Isla verde” dejara de ser prisionera del arroyo y del río; y facilitó el tránsito de los sagüeros de la primera mitad del siglo XIX hasta “La chorrera”, considerado el sitio ideal para proveerse de agua en el río. Entonces el líquido era más que preciado en la Villa del Undoso.

EL RETO IMPUESTO POR EL UNDOSO.

Más dilatada y compleja es la historia del puente El Triunfo. Constituyó preocupación de los sagüeros fundadores salvar el abismo trazado por el Undoso. Pero por mucho tiempo tuvieron que valerse de botes, andariveles y otros artilugios. Fue en las postrimerías del siglo XIX cuando, urgidos por la contienda bélica, lograron hacer realidad el viejo anhelo. El alcalde Marcelino García se encargó de defender una moción para edificar en 1895 lo que se conocería como “Puente Militar”, que no fue El Triunfo.

Se trataba de una gran armazón de madera con varias columnas que el río se resistió a tener plantadas sobre su lecho por mucho tiempo. En la primera crecida se fue a bolina el Militar, para dar paso a un puente mucho más sólido. Inaugurado el veinte de mayo de 1905, lleva el nombre de El Triunfo en conmemoración de la entrada victoriosa de las huestes del general José Luis Robau por ese sitio luego de concluir la Guerra.

Según información aportada por el investigador Juan de las Cuevas en su libro “Quinientos años de construcciones en Cuba”; las obras -dirigidas por Jorge Agramante, ingeniero jefe de la provincia de Santa Clara- se iniciaron en noviembre de 1903. La misma fuente aporta datos interesantes sobre esta obra de ingeniería, devenida símbolo de la ciudad: la estructura de 68 metros de largo descansa sobre estribos de hormigón hidráulico y el piso original era de tablones de madera que se sustituyeron por rejillas de acero en los años cuarenta.

El puente del Triunfo, haciendo honor a su nombre, ha conjurado la fuerza del río para salir ileso de varias inundaciones. Es cierto que sus días parecieron estar contados cuando en 1986 un vehículo pesado quebró su pavimento. Hubo quien pensó que podía sustituírsele por otro más moderno. Mas el pueblo decidió la permanencia de este venerable coterráneo. Hoy el “Brooklyn minúsculo”, como la denominara Jorge Mañach, espera por una imprescindible reparación, pero persiste en su voluntad de propiciar abrazos de uno y otro lado del río.

miércoles, 15 de octubre de 2008

COLAS

Un año más de nacionalidad cubana y persiste el interés por inventarnos definiciones para lo criollo. No voy a emular con Fernando Ortiz, Lezama Lima, o Jorge Mañach. En todo caso, sería fiel al choteo que mi ilustre coterráneo plasmó en un ensayo de medular importancia. Cuba, entre tantas cosas, es país de las colas. De tal forma llamamos a las filas que se hacen para recibir determinando servicio.

Luís Sexto, uno de los grandes cronistas cubanos de la actualidad, ha escrito que el nuestro es un ritmo vertiginoso que se trasunta al caminar, al hablar. Definitivamente los criollos no somos gente de estar sentados. Nos urge una voluntad de revolucionaria aún cuando -también lo ha alertado Sexto- cierta porción de inmovilidad quiera limitar el desarrollo de la nación.

Las colas, en cambio, son signo inmovilidad. Debemos enfrentarlas con muy diversos propósitos: para obtener un documento oficial, para realizar una operación bancaria, para acceder a un medio de transporte, para entrar a un restaurante, o simplemente para comprar los productos de la canasta básica.

No digo que sean endémicas de esta área del Caribe, pero como el marabú han echado raíces en nuestra tierra. Sin sonrojo admito que la empresa socialista ha sido incapaz de poner en práctica métodos eficaces para combatirlas. Muchas veces las filas están acompañadas de una pariente bien cercana: Burocracia. “Hay que hacer una cola y ya”.

Usted llega, digamos a una agencia de pasajes como la situada cerca de la Terminal de ómnibus nacionales de Santa Clara y contempla cómo un gran número de personas esperan a ser atendidos por una sola taquilla, mientras en las restantes los empleados disfrutan la agradable temperatura que el aire acondicionado les proporciona, sin hacer nada…Y todo sencillamente porque los destinos para los que les corresponde vender no tienen igual demanda. Supuestamente, las cosas están bien ordenadas: tres taquillas distribuidas de acuerdo con el sitio a donde se desee viajar, pero una sola duplica la demanda de las otras dos. Ahí se trabó el paraguas.

En la capitalina Terminal La Coubre, donde la desinformación campean por su respeto, es preciso realizar una enorme fila para inscribirse en la lista de espera de los ómnibus. Los ventanillos también estaban distribuidos por destinos. A varios metros de distancia podían divisarse los carteles: Ventanilla 1, Ventanilla 2, Ventanilla 3…Pero al acercarme pude notar lo desconcertante: las taquillas 1 y 2 se bifurcaban en una sola, había un solo ventanillo. ¡Qué manera tan insólita de burlar al usuario! En vez de cuatro sólo había dos taquillas…A veces el viajero puede tardar más tiempo en anotarse en la consabida lista, que en espera de que aparezca algún ómnibus con capacidades para el sitio a donde desea trasladarse.

Los cubanos nos hemos acostumbrado a aceptar las colas con cierta cuota resignación y, pasivamente, dejamos escapar una de las cosas más preciadas que podemos gozar: el tiempo. Minutos y horas se han ido, a veces, esperando por un simple cuño.

Reconozco que aludir a las colas en vísperas del Día de la Cultura Nacional puede resultar una visión irreverente de la cubanidad. Pero tales aglomeraciones han motivado chistes y anécdotas. Conozco a más de una pareja cuyo amor ha surgido precisamente en una cola. El gran Bola de Nieve podía hablar mucho de su amor por la patria. Pero cuándo en una ocasión se le pregunto si estaba dispuesto a abandonar a Cuba, prefirió responder con displicencia: “Nada de eso, extrañaría la cola del pan”. Aludía a las filas que se formaban en una panadería cercana al restaurante Monseñor, que fuera por mucho tiempo escenario principal del destacado artista en La Habana.

Yo también me quedaré, pero si las colas desaparecieran o por los menos disminuyeran, no sentiría el más mínimo desconcierto. Como tantos otros cubanos, dispondría de más tiempo para dedicarlo a los empeños buenos y útiles que la nación requiere. Entonces, aún arriesgándome a no ser original, hablaría de los tantos y originales elementos que distinguen a los nacidos en esta isla del Caribe.

sábado, 11 de octubre de 2008

CONVOCATORIA AL IV ENCUENTRO NACIONAL LA RADIO EN LA COMUNIDAD


Con el objetivo de realzar el papel y la función de las emisoras municipales dentro de sus comunidades, la Asociación Hermanos Saíz y la Emisora Municipal La Voz de Yaguajay, en coordinación con el Sectorial de Cultura y Arte, la Emisora Provincial CMGL Radio Sancti Spíritus, y la Unión de Jóvenes Comunistas, convocan a todos los realizadores jóvenes de las emisoras municipales del país a participar en el Segundo Evento Nacional La Radio en la Comunidad.

Se participará con arreglo a las siguientes bases:En el evento se aceptarán todas las realizaciones radiales que mejor reflejen los valores culturales de la comunidad que representan.Pueden participar todos aquellos realizadores de las emisoras municipales del país, sean o no miembros de la AHS, menores de 35 años. Se podrán presentar propaganda, programas no dramatizados unitarios y todos los géneros periodísticos, siempre y cuando reflejen la cultura local.Todos los trabajos deben estar acompañados de su guión.De estos trabajos se seleccionarán algunos que por sus características se incluirán en la tira de programación de La Voz de Yaguajay durante los días del evento; además se realizarán talleres teóricos, se impartirán conferencias magistrales sobre la radio comunitaria contemporánea y otros temas importantes relacionados con la cultura y la radio.

Habrá además presentaciones de libros, conciertos y aperturas de exposiciones.Las diferentes instituciones involucradas con el evento entregarán premios también a las mejores realizaciones radiales.Se otorgará un Gran Premio a la mejor realización radial presentada consistente en $1500 pesos MN y un Premio de la Radio, con un valor de $1000 pesos MN.

Las obras deben enviarse a:Emisora La Voz de Yaguajay.Calle Martí No. 50-A, Yaguajay, Sancti Spíritus.Telef. (0141) 55 24 81.Correo electrónico: cmgb@enet.cu radioyag@yag.co.cu. El plazo de admisión de los trabajos será el 20 DE OCTUBRE DE 2008. El evento se desarrollará del 1 al 4 de NOVIEMBRE de este año. El Comité Organizador se compromete con el regreso a su provincia. En este encuentro participarán personalidades de la cultura y la radio de Sancti Spiritus y del país, así como jóvenes creadores destacados.

Radios comunitarias: La universidad de la radio

Del primero al cuatro de noviembre próximo se celebrará en Yaguajay, provincia de Sancti Spiritus, el IV Encuentro La Radio en la Comunidad
De derecha a izquierda, el periodista santiaguero Reynaldo Cedeño Pineda y los realizadores Carlo Figueroa y Adrián Quintero tomando un descanso durante las sesiones del jurado del encuentro La Radio y la Comunidad el pasado año


Mi relación íntima con la radio no nació al fragor de las grandes emisoras capitalinas, ni siquiera en una cadena provincial. La radio que yo amo es grande sólo por la magnitud de sus pretensiones. Porque el tamaño de los sueños no está avalado por el poder de los recursos técnicos o la cantidad de artista contratados.

Una de las tantas cosas por las que amo a este medio es precisamente porque permite hacer un buen programa con escasos recursos. En Cuba, los festivales nacionales de la radio, han demostrado cómo pequeñas plantas asentadas en sitios como Colón, San José de las Lajas, o Güines, han sido capaces de acaparar galardones en modalidades que tradicionalmente han precisado de los recursos y las fuentes de que se dispone en las grandes ciudades, como los informativos y los musicales.

Ahora a las emisoras pequeñas se les asocia con el término comunitaria. Los teóricos han dicho que las emisoras comunitarias, generalmente, son operadas por personal no profesional y que surgen de manera espontánea en el seno del pueblo. Ello, de cierta forma, contradice las características de una radio estatal. Pero si salvamos los escollos que, en relación con estructuras y programación, se dictan en La Habana sin tener en cuenta los intereses específicos de cada pueblo, nuestra radio tendría un matiz mucho más comunitaria.


De todos modos hoy podemos hablar de magníficos ejemplos de proyectos y estaciones que han logrado estar muy cerca de su gente, como “Hombres de mar”, que por muchos años mantuvo en el aire Radio Caibarién. Surgió como iniciativa exclusiva de la Villa del Blanca. Por suerte a ningún especialista de la Dirección de la Radio Cubana se le ha ocurrido legislar que las emisoras del litoral, tengan espacios de este tipo. Las obras de arte hechas o por encargo o disposición oficial casi nuca rinden buenos frutos.


En las emisoras pequeñas está la verdadera universidad de la radio. “El que quiera aprender a hacer programas que venga para acá”, me dijo una veterana compañera de Radio Sagua el día que permaneció una hora rebobinan do cintas manualmente porque las máquinas reproductoras estaban defectuosas. Recuerdo que, cuando la planta tenía sólo dos estudios y trasmitía 18 horas diarias, permaneció siete días con un estudio inhabilitado por problemas técnicos. Aún así los artistas se las ingeniaron para mantener en el aire todos los programas.


En Yaguajay, un pueblito de la Llanura del Norte de Las Villas famoso nada más que por el amor de sus hijos y por el histórico combate que libró allí Camilo Cienfuegos poco antes del triunfo revolucionario, existe una humilde emisora con un solo estudio que trasmite cinco seis horas diarias. Imagine usted un local de cinco por cinco metros. Hoy los colegas de Yaguajay ni siquiera tienen eso. Laboran a pie de obra, cerca del polvo y los escombros, hasta tanto su sede crezca y se adecue a lo que necesiten.

A pesar de todo no les ha faltado entusiasmo para organizar el único encuentro de emisoras comunitarias que se celebra en Cuba. Yosdany, Yamilet y otros soñadores apoyados por la Asociación Hermanos Saiz y la Dirección de la Radio en Sancti Spiritus, organizan la cuarta edición del encuentro La Radio y en la Comunidad, una cita a la que están convocados realizadores de las 93 emisoras municipales que surcan el éter en Cuba.

jueves, 9 de octubre de 2008

RADIO CUBANA: LA PROMISCUIDAD DE LAS VOCES

La radio son sus voces. Eso lo comprendí desde el primer día que entré a una cabina de transmisión; desde que escuché “Alegrías de sobremesa” y “Nocturno”. Las voces de Eduardo Rosillo y Juan Ramón González Ramos -Tatica- marcaban un estilo que trascendió a sus propios espacios para ser también el estilo de Radio Progreso.

En la pre-historia de la radio los locutores eran los mismos propietarios de la planta, o sus familiares. Luego la profesión elevó su rango y hasta existió el Colegio Nacional de Locutores, que dictó normas relativas al trabajo de esos artistas.

Actualmente los locutores intentan recobrar el prestigio que, de cierta forma, ha perdido la profesión. La UNEAC, el ICRT y otras organizaciones e instituciones han colaborado en tal empeño. Nuestros locutores se reunen, debaten acerca de lo ganado y lo perdido en el sector. En consonancia con tal propósito, resulta prudente analizar cuánto los locutores de hoy identifican a las emisoras.

Los locutores de las emisoras capitalinas saltan de una planta a otra como si se cambiaran de vestuario. Sería injusto coartar la intención de un profesional de estar donde mejor se sienta. No niego el derecho de nadie a cambiar de emisora si así lo entiende pertinente. Los empresarios capitalistas, en medio de su vorágine competitiva, intentan captar a los mejores artistas ofreciéndoles contratos ventajosos, para luego convertirlos en “artistas exclusivos”.

Tal vez el término exclusivo suene algo fuera de pico en la radio cubana de estos tiempos. Pero resulta preocupante que numerosos locutores alternan sus labores en varias emisoras. En ocasiones, más que alternar, simultanean gracias a las grabaciones. Si usted sintoniza la emisión dominical del Noticiero Nacional de Radio (que transmiten prácticamente todas las plantas cubanas), podrá notar cómo una de las pocas emisoras exentas de sumarse a la cadena, Radio Taíno, mantiene en el aire a la misma hora un programa conducido por Virgen Ojeda Benítez, la misma voz del referido espacio informativo. Y dos emisoras con perfiles tan parecidos como Radio Musical Nacional y Radio Enciclopedia tienen a Maura Morales Agüero entre sus principales voces. A veces uno sabe si escucha u otra planta.

Nuestras emisoras nacionales atraviesan verdaderas crisis con sus locutores. No porque no tengan, porque a la larga a la corta puede aparecer alguien de las plantas provinciales de la Ciudad de la Habana dispuesto a resolver dificultades de última hora. Pero con tanta promiscuidad las principales emisoras nacionales se están quedando sin locutores de puntería, artistas que como César Arredondo o Franco Carbón nos permitan percibir que estamos escuchando Radio Rebelde.

Estoy seguro de que si seleccionáramos una muestra de oyentes y le pidiéramos que mencionen a las voces representativas de nuestras emisoras nacionales en la actualidad, apenas podrían enumerar a dos o tres. En el caso de Rebelde también resulta curioso el hecho de que la conducción de la mayoría de los espacios esté a cargo de féminas. Los programas “Estaciones”, “Nosotros”, “A esta hora”, “Frecuencia total” y “Hecho en Cuba”, todos, tienen voz de mujer. Dejo que claro que no tengo ningún prejuicio contra las locutoras. Solo abogo por el imprescindible balance de voces.

Muchos se preguntan qué está pasando con la locución en la radio y la televisión. Crece la incertidumbre cuando evocamos a los grandes maestros de esta profesión. ¿No habrá sustituto para ellos? Hace dos años, una rigurosa comisión de expertos reevaluó a los locutores de todas las radioemisoras. El proceso tuvo en cuenta, incluso, a los llamados hablantes: periodistas, colaboradores…

Lejos de beneficiar a las emisoras, los exámenes fueron objeto de disímiles incomprensiones e incoherencias: mucha mano dura con algunas cosas y demasiada tolerancia con otras. Fue tan grande la polémica, que hoy la Dirección de la Radio no tiene claro cómo encauzar sus procesos de evaluación; no sólo para esta, sino para todas las especialidades.

En los últimos años sólo se han realizado evaluaciones para aprobar la entrada de nuevos artistas al medio. Los llamados “niveles” pasaron a la historia quizá por la idea de quienes creyeron que los directores de programas serían capaces de decidir qué renumeración percibirían los integrantes de su equipo de acuerdo con el resultado final de cada obra. Me consta que numerosos profesionales se abanican orgullosos con su cartelito de “Primer nivel”, cuando hace rato que la rueda de la historia los aplastó. Pero el sistema de evaluaciones precisa establecer jerarquías y, además, valorar la formación teórica de los artistas. Todavía en nuestras emisoras se ignora la importancia de acudir a la Academia. Entiéndase esta como la que resulta verdaderamente afín con el perfil de cada cual. No entiendo cómo existen realizadores de sonido que estudian Psicología.

En espera de que las aguas tomen su nivel, a quienes decidan escuchar la radio nacional cubana, les sugiero que memoricen bien la frecuencia de cada emisora. De lo contrario corren el riesgo de equivocarse de planta, algo así como marcar el número telefónico errado...A esa hora, probablemente, el locutor de su programa favorito, devenido sagaz ente de la ubicuidad, estará haciendo otro espacio en cualquier otra planta del Vedado habanero.