miércoles, 20 de enero de 2010

LA LAGUNA DE HOYUELOS

Todavía se observa el declive terreno donde antes se hallaba la laguna. No he podido averiguar con qué fín se construyeron estas columnas

Todavía Sagua recuerda la leyenda de la India Sención, que sitúa en las inmediaciones de la Laguna de Hoyuelos el hogar de la joven cuyo brazo se quedó prendido a la cara de la madre luego de golpear a la progenitora. Está muy difundida otra historia recurrente en el folklor cubano: la de la madre de aguas. Muchos aseguraban haber visto una sombra negra que devoraba todo cuanto encontraba en su camino.

Pero, en realidad, el peligro mayor de la laguna no era el causado por una figura monstruosa, sino el de la contaminación. Aunque algunas fuentes refieren que hubo bandadas de patos y otras especies en la laguna, consigna Antonio Miguel Alcover en su “Historia de Sagua” que en el siglo XIX constituyó interés de los parroquianos su desecación, pese a ciertos intereses contrapuestos. Del acuatorio solían proveerse la empresa del ferrocarril y el taller de maderas. También, de las inmediaciones se sacaba lodo que servía de materia prima a múltiples tejares radicados en la Villa del Undoso.

Luego de la desastrosa inundación provocada por el río en 1906, el gobierno concedió al municipio el presupuesto para acometer varias obras de interés público, entre ellas la definitiva desecación de la Laguna de Hoyuelos. La acción fue encargada al agrimensor Pedro Marino Ruiz Rojas, quien a fines de los años treinta narraría en su folleto “Recorriendo a Sagua” que, si bien el estanque llegó a tener comunicación con el río por un estero que desembocaba cerca de la calle Pozos Dulces, era esencialmente un foco de infecciones.

Teniendo en cuenta la existencia de un subsuelo bastante permeable, Ruiz Rojas estableció un grupo de pozos absorbentes de entre diez y doce metros de profundidad, que terminaron “tragando” a la laguna en 1909.

La existencia de un estanque al final de las calles General Lee, Plácido y Libertadores, adquiere ribetes cada vez más legendarios. Ninguna de las actuales generaciones de sagüeros llegó a verlo, aunque los residentes en la zona conocida tradicionalmente como “La laguna” pueden contar de las inundaciones que, en determinados períodos de lluvia, han invadido sus hogares.

De vez en cuando la naturaleza se empecina en devolver su condición natural a algunas hectáreas de terreno bajo en las inmediaciones del patio ferroviario, pero de Hoyuelos apenas nos quedan las referencias de Pedro Marino Ruiz Rojas y Alcover, y las legendarias narraciones de la Madre de Aguas y la India Sención.

lunes, 18 de enero de 2010

HAITÍ: SIN PREGUNTAR POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS

Erwin Salazar Sánchez es un joven médico que se especializa como cirujano en el hospital general de Moa. Es mi amigo. Nos comunicábamos asiduamente por correo electrónico hasta el pasado miércoles 13 de enero.

Hola Adrián:

Lamento mucho no poder escribirte más al menos por ahora...

Pensé que había confrontado problemas con la computadora o con la conexión…

....Salgo para la Habana mañana y luego para Haití en la brigada que prestará ayuda....te escribiré...Hasta pronto.

Un abrazo

Er……………….

Edwin integró la primera brigada de galenos cubanos que se fue a mitigar el dolor en la tierra de Mackandal. Pese a la promesa de volver a escribir, comprendo por qué no lo ha hecho. Supongo que no tendrá si quiera la oportunidad de leer este mensaje. De acuerdo con despachos de periodísticos, los doctores cubanos laboran unas 18 horas diarias.

Primero fueron los huracanes; ahora, un terremoto. ¡No podía haber sido más cruel la naturaleza! Los datos sobre Haití antes de la nueva catástrofe ya eran sobrecogedores: la esperanza de vida apenas sobrepasa los cincuenta años, es el país más pobre del hemisferio occidental… Paradoja del destino con la primera tierra que se zafó del yugo colonial al sur del río Bravo.

Ando con el corazón desecho por las imágenes de la tragedia haitiana que me llegan a través de la pantalla del televisor, o del ordenador. Aunque dicen que el sensacionalismo de la televisión capitalista es comparado con lo que se percibe allí en vivo y en directo.

Por estos resuenan en mis oídos los lamentos de Marta Jean-Claude implorando el bien divino para el pueblo que la artista nos hizo admirar. Cuba entera ha vuelto su mirada hacia el cercano vecino y lo abraza. Somos unos cuantos los que por dispuestos a viajar a Haití, al menos para levantar las piedras de las edificaciones que trochan vidas. Pero los imprescindibles ahora son los médicos. Y allí están mi amigo Erwin y muchos otros, despabilando corazones, desafiando a la propia tierra que insiste en sacudirse bajo el suelo de Puerto Príncipe, sin preguntar por quién doblan las campanas.