sábado, 7 de marzo de 2009

CÁRDENAS

Fui a Cárdenas. Con frecuencia se ha hablado de la vinculación de la ciudad matancera con Sagua la Grande.

La fundación de una y otra ocurrió en las primeras décadas del siglo XIX. Crecieron gracias al auge de la industria azucarera, que se desplazó de Trinidad a las comarcas norteñas, mucho más propicias para la comunicación con quienes serían nuestro principal receptor del dulce producto: los Estados Unidos.

El trazado de las calles en Cárdenas y en Sagua responde a criterios urbanísticos similares. Coches y bicicletas pululan aquí y allá. En los dos lugares hasta se compartió el sufrimiento ocasionado por el huracán del primero de septiembre de 1933.

Una porción de la calle Luz Caballero, en nuestro malecón, lleva el nombre de Avenida de Cárdenas. Fueron recíprocos en la tierra natal de José Antonio Echeverría y llamaron Sagua, a la calle Pinillos, que corre paralela a la vía férrea, cerca del puerto; aunque no queda elemento probatorio alguno de tal bautismo, como en la Villa del Undoso.

Fui a San Juan de Cárdenas, como lo hizo mi coterráneo Jorge Mañach Robato. En su “Glosario”, de 1925, puede leerse la siguiente descripción:


Ya desde la estación hallamos a Cárdenas ungida de no sé qué linajuda y señorial apariencia. Acaso es efecto de la estación ferroviaria misma, que se diría, por su flaca torre, amplio ámbito y almenada silueta, que ha sido diseñada para ilustrar alguna zorrillesca leyenda de castellanía.

Pero es que todo, luego, en la hospitalaria villa, contribuye a la misma sensación. ¿De dónde proviene? No, ciertamente, de la materialidad ostensible: el plano es una perfecta cuadrícula, que desveló no recuerdo a cuál gobernador, si al viejo Pinillos o a aquel excelente y Excelentísimo señor Verdugo, cuarto marido de la gran Tula; las calles son de una rectitud urbanísima, como la conducta de los viejos funcionarios…

El parque tiene, como todo parque del Interior que se respete, su iglesia, sus palmas, su concreto y su rotonda; y en el entablamento de esta, al lado del nombre de Cervantes, aparece el de Gounod….¿Quiere usted nada más moderno?

Ah, pero hay excepciones. La iglesia misma lo es, con su cuerpo a la manera del renacimiento colonial, todavía algo barroco, y sus dos torres octogonales, posteriores en el tiempo. Sus campanas suenan como le gusta a Azorín: lentas, graves, melancólicas.
Frente a la iglesia está la estatua de Colón. Hecho importantísimo este, que explica por qué Cárdenas es una ciudad primacial….

Calle Sagua, al fondo,la estación de ferrocarril,construida en 1875.

Calle Real


Plaza del mercado


Iglesia parroquial, construida en 1846. Al frente, el más antiguo monumento tributado a Colón en América.


Vista lateral de la Parroquia.
Obsérvese la boya arrastrado por el mar quinientos metros durante el huracán del 33.


Fuerte español emplazado en la salida hacia Coliseo.

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