Todavía se observa el declive terreno donde antes se hallaba la laguna. No he podido averiguar con qué fín se construyeron estas columnas Todavía Sagua recuerda la leyenda de la India Sención, que sitúa en las inmediaciones de la Laguna de Hoyuelos el hogar de la joven cuyo brazo se quedó prendido a la cara de la madre luego de golpear a la progenitora. Está muy difundida otra historia recurrente en el folklor cubano: la de la madre de aguas. Muchos aseguraban haber visto una sombra negra que devoraba todo cuanto encontraba en su camino.
Pero, en realidad, el peligro mayor de la laguna no era el causado por una figura monstruosa, sino el de la contaminación. Aunque algunas fuentes refieren que hubo bandadas de patos y otras especies en la laguna, consigna Antonio Miguel Alcover en su “Historia de Sagua” que en el siglo XIX constituyó interés de los parroquianos su desecación, pese a ciertos intereses contrapuestos. Del acuatorio solían proveerse la empresa del ferrocarril y el taller de maderas. También, de las inmediaciones se sacaba lodo que servía de materia prima a múltiples tejares radicados en la Villa del Undoso.
Luego de la desastrosa inundación provocada por el río en 1906, el gobierno concedió al municipio el presupuesto para acometer varias obras de interés público, entre ellas la definitiva desecación de la Laguna de Hoyuelos. La acción fue encargada al agrimensor Pedro Marino Ruiz Rojas, quien a fines de los años treinta narraría en su folleto “Recorriendo a Sagua” que, si bien el estanque llegó a tener comunicación con el río por un estero que desembocaba cerca de la calle Pozos Dulces, era esencialmente un foco de infecciones.
Teniendo en cuenta la existencia de un subsuelo bastante permeable, Ruiz Rojas estableció un grupo de pozos absorbentes de entre diez y doce metros de profundidad, que terminaron “tragando” a la laguna en 1909.
La existencia de un estanque al final de las calles General Lee, Plácido y Libertadores, adquiere ribetes cada vez más legendarios. Ninguna de las actuales generaciones de sagüeros llegó a verlo, aunque los residentes en la zona conocida tradicionalmente como “La laguna” pueden contar de las inundaciones que, en determinados períodos de lluvia, han invadido sus hogares.
De vez en cuando la naturaleza se empecina en devolver su condición natural a algunas hectáreas de terreno bajo en las inmediaciones del patio ferroviario, pero de Hoyuelos apenas nos quedan las referencias de Pedro Marino Ruiz Rojas y Alcover, y las legendarias narraciones de la Madre de Aguas y la India Sención.
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