sábado, 5 de enero de 2008

Programación de verano en la radio de Villa Clara


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(Comentario transmitido por la emisora provincia CMHW, de Villa Clara)

Hoy vamos mirarnos al espejo. Al someter al escalpelo de la crítica a la programación estival de la Voz del Undoso, crece la polémica relacionada con los procedimientos a seguir en las programaciones estivales de la radio cubana: si hay que cambiarlo todo, o si sólo deben oxigenarse un poco las propuestas habituales. No me gusta ceñirme a los extremos. Lo que sí está claro es que toda acción debe ser coherente y justamente eso creo que fue lo que faltó en Sagua durante julio y agosto.

Es difícil justificar por qué se quedaron en el aire algunos programas y por qué se fueron otros a partir de criterios científicos o artísticos. “La música en el tiempo”, programa realizado con bastante buen gusto –eso No lo voy a negar- tuvo mejor suerte. Sin embargo, No se tuvo en cuenta que "Al caer la tarde", radiorrevista con un colectivo similar ideada para las seis de la tarde –o sea media hora después de “La música en el tiempo”- podía asumir la difusión de propuestas musicales similares. De cualquier manera se agradece la buena factura general de ambos programas.

Igualmente, las jornadas vespertinas exhibieron una propuesta que estuvo en consonancia con los intereses del mayoritario público del verano: “La estación del sol”, con el aporte de un locutor y un director bastante experimentados en estas lides: Rafael Ricardo y Ernesto Rivero, quienes se afanaron por poner en práctica secciones participativas que NO apelaran exclusivamente al teléfono. En las noches, la propuesta de la realizadora Milvia Vivero merece el elogio por la inclusión de secciones participativas donde no se preguntaran cosas nimias y los skeches humorísticos que trataron de conceder originalidad el espacio. También la madrugada recibió aires renovadores, al menos en un primer segmento.

Hubo programas cuyos objetivos no se cumplieron cabalmente por diversas causas, como “Oídos cómplices”, que salía al aire diariamente o “Cuentas claras”, este último un espacio de opinión con destinatario juvenil reservado para los domingos a las siete y treinta de la noches. Los niños no resultaron demasiado favorecidos en RADIO SAGUA, pues en la programación de lunes a sábados se apeló una vez más a la transmisión de las aventuras de Elpidio Valdés. En cuanto a las revistas del fin de semana, a pesar de algunos cambios domésticos, pasaron sin penas glorias, acrecentadas las primeras –las penas- por frecuentes cambios en los colectivos y por la labor NO muy estimable de locutores de menos experiencia.

Dejo para el final la programación matutina pues aquí hubo cambios mucho más polémicos. La supresión de una hora a la revista “Lo Último” luego de diez años nos pareció apresurada y empírica. El tiempo demostró que la propuesta ideada para el horario de las ocho de la mañana no reunía las condiciones adecuadas para llenar un espacio como este, tradicionalmente estelar. Luego de la programación de verano, “Lo Último” se mantiene con el mismo horario sin que medie un estudio pormenorizado del posible impacto del cambio.

No soy partidario de defender a ultranza la radio revista informativa, incluso, hasta pienso que este segmento de programación, merecía algunas transformaciones. Por ejemplo, podía apelarse a la idea de incluir un poco más de música en “Lo Último” al amparo de diversos pretextos, como una efeméride, o una información relacionada con la labor de determinado artista. Me parece descabellado desterrar la música de los programas informativos. Esta pudiera contribuir a hacer más atractivos esos bloques monótonos y repetitivos en los que se han convertido últimamente la mayoría de nuestras radios revistas con perfil informativo.

Luego de tales opiniones quizá usted llegue a la conclusión de que el verano de RADIO SAGUA NO fue del todo feliz y es cierto, aunque aquí mismo he señalado alguna cosa favorable. Vaya, que No es afán buscar tan sólo las manchas del sol, aunque –a la larga es peor el otro extremo-: dejarse arrastrar por la marea de la desidia y pensar que todo está bien. Ahora la emisora deberá enfrentarse a una etapa aún más comprometida. Próxima a su aniversario veinticinco, deberá demoler viejos cimientos y reedificarse a partir de otros nuevos, para protagonismo dentro de su comunidad, No sólo como medio de entretenimiento, sino como instrumento en favor del mejoramiento de la vida del pueblo que propició su surgimiento un nueve de abril.





2 comentarios:

Anónimo dijo...

Quisiera agregar al comentario del colega Adrían Quintero que el programa "A ritimo de la noche" que dirigí durante la programación de verano de Radio Sagua, me dejó muchas satisfacciones como realizadora, muy a pesar de su opinión relacionada con la realización sonora. Decirle que aunque no tuve oportunidad de elegir el colectivo que me acompañó,ya que había que darle la oportunidad al joven relevo, me sentí muy feliz en compañía del nobel Alain Fonseca, pues me parecieron muy atractivas sus propuestas sonoras.Pienso que se trata de un aspecto de apreciación personal. El espacio, sumó a la audiencia a oyentes que por primera vez se sintieron atraidos e incluso en sus opiniones expresaron a diario su satisfacción puesllegaron a valorar a "A ritmo" como el mejor espacio del verano.¿Existe una mayor satisfacción para un realizador radial?

saludos Milvia Isabel Vivero

rivero romero dijo...

Adrián, leí tu comentario sobre mi trabajo, gracias por tus opiniones favorables, es una pena que otros solo laceren en vez de dedicarse a actuar en el campo de batalla, sin demostrar sus potencialeidades reales,
A Milvia, que no ofusque, no siempre nuestras ideas pueden ponerseen practica.
Ahora, Adrián, recuerdo tus años de corresponsal, parece que el el bichito de la radio te coló muy dentro, ojalá que tus mañanas estén tocados por el Sol naciente.

Ernesto Rivero