miércoles, 31 de diciembre de 2008

SOY IMPOTENTE

Volví a intentarlo, pero no pude. Se lo había propuesto a mi amigo Reinaldo Cedeño. Podíamos hacerlo todos los de “Cuba Blogs Club”. Pero no sirvo para eso, definitivamente.

Había pensando en hacer balance del año. “El 2008 para mí”, o algo así, como una composición escolar. Lo pospuse tantas veces, que ahora me doy cuenta que no tengo tiempo para eso. En unos minutos debo estar al aire con un programa en vivo en la radio.

Las personas necesitamos inventarnos pretextos para escapar del letargo que la vida impone. Esa es la única razón por la que tenemos el 31 de diciembre. Si se trata de repartir amor y de abrazar a quien queremos, no hay que esperar al último día del año. Podemos intentarlo desde mañana.

Quizá los lectores agradezcan mi impotencia. Sabe Dios cuánta carga hubiera representado enterarse de que mi ordenador personal se descompuso ocho o nueve veces. También le hubiera podido contar de cierto canal de televisión que no le levanta las sanciones a un tal Adrián Quintero (cosas del mundillo profesional). ¡Y qué decir de rutina en la radio! De deseos insatisfechos puedo decir algunas cosas… Pero no.

¿Presume usted cierta amargura en mis palabras? ¡Ni modo! Cuba Blogs Club constituye la evidencia más palpable de lo contrario. Sumar a mis deberes diarios “luchar” una computadora para conectarme y publicar, o leer lo que publican mis amigos constituye uno de los placeres que me dejó 2008.

Entonces, de lo que no me declararé impotente es de felicitarles por el advenimiento de 2009. Lectores y colegas blogeros, nos les quepa la menor duda de que, como evidencia del verbo honesto y comprometido, seguiré desnudándome.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Un fantasma en el mausoleo


Ocurrió en el año 1956. Se corrió la voz de que un fantasma solía pasearse por “El Mausoleo”. De tal forma los habitantes de Sagua la Grande denominan al parque José Luís Robau que, frente a la antigua Cárcel Pública, alberga el mausoleo de los mártires de la independencia. Se trata de un sitio único en Cuba: una cripta que, de día, acoge juegos infantiles y en las noches, sirve de refugio a requiebros amorosos.

Fue idea de un grupo de veteranos su construcción a principios del siglo XX. El pueblo ayudó a financiar el sueño de Emilio Chávez, Ramón Álvarez Valera, José Semidey y otros ex oficiales del Ejército Libertador. La primera piedra la colocó el alcalde Manuel Alverdi Golzarril. La otrora Plaza de la Cárcel fue cubierta por majaguas, ceibas y palmas. Se determinó que, desde entonces, allí sólo debían plantarse árboles propios del campo cubano.

Quizá la exuberante vegetación que llegó a tener el parque hacia la década del cincuenta y la escasa iluminación nocturna animó la historia del fantasma. Los vecinos de Salvador Herrera, Solís, Plácido y otras calles cercanas, no escondían su pavor. Algunos alegaban haber visto aquel cuerpo extraño moverse entre los árboles a altas horas de la noche.

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Hasta los corresponsales de periódicos capitalinos acreditados en la Villa del Undoso enviaron informes a sus respectivas redacciones: “Sale un fantasma en el Mausoleo de los Mártires de Sagua”. ¿Se preguntarían si no era el fantasma de algún patriota incómodo porque aquella república tan distinta a la que ellos intentaron alcanzar a fuerza de machete en el campo insurrecto?


Gregorio Cabrera, a la sazón capitán de la policía, decidió tomar cartas en el asunto. Designó un vigilante para que hiciera guarda en el parque. El pobre hombre, que al parecer sí creía que los muertos salen, no tuvo más remedio que aceptar la orden del superior y, con resignación, vio pasar las horas sin reportar ningún suceso anormal. Las nueve, las diez, las once….Pero a medianoche descubrió un cuerpo blanco bajo el follaje. Se movía intranquilo…¿Sería el fantasma? ¡Bum! Por si acaso, decidió realizar algunos disparos al aireque sacaron del lecho al vecindario. El misterio estaba a punto de develarse.

De la penumbra emergió un cuadrúpedo blanco. No había pertenecido a ninguno de los valerosos mambises de la Brigada de Sagua que reposan en la cripta. Era, simple y llanamente, el caballo de Hermenegildo Carratalá, un carretonero residente en las inmediaciones que acostumbraba a dejarlo pastar en el parque José Luís Robau.

YO NO SOY METROSEXUAL

creo que no falta nada: maquinilla de afeitar de tres hojas, marca Super Max, adquirida en una tienda recaudadora de divisas, agua y jabón

Lo escuché al cruzarme con una joven pareja en cierta calle de Santa Clara. “Tú no te vas a pintar nada, que eso es cosa maricones” –dijo ella. Él muchacho contestó enseguida: “Eso no es cosa de maricones nada, tiene tremendo swing…”

El diálogo, groserías verbales aparte, no dejó de llamar mi atención. El adolescente discutía con su novia porque consideraba justo su derecho a usar maquillaje. Cualquier otro transeúnte hubiera creído que estaba loco para pasarse al “otro bando“. Pero no siempre la frivolidad tiene que ser sinónimo de “mariconería”. Quizá sólo asistí a un caso de legitimación de “metrosexualidad”.

La palabrita suena muy cautivadora. Atrae la atención de mucha gente; de las mujeres, de los gays, de los estudiantes, de los publicistas. Suena en varios programas de la radio. Un espacio de la emisora donde trabajo, tradicionalmente reservado a temas de ayuda psicológica, convocó a expertos y varios jóvenes en general para que hablaran sobre ello.

comenzaré por las piernas, intentaré depilar todo mi cuerpo por segunda vez; la vez anterior la máquina de pelar eléctrica de un amigo colapsó quizá abrumada por tanta población capilar…

En Internet es fácil encontrar referencias sobre la metrosexualidad. Gabriela Casavantes, en el sitio esmas.com escribe que el término combina ‘metro’, que se refiere a que son hombres de áreas metropolitanas, con 'sexual', porque viven su lado femenino sin temores.

No me complace la definición, pues si analizamos correctamente sólo puede traducirse como “sexo de ciudad”, o algo por el estilo. Sí queda claro que la ciencia no se ha preocupado en serio por un fenómeno animado más por afanes de lucro, que por la intención de librar a la sociedad contemporánea de lacerantes patrones de masculinidad y feminidad.

La mencionada fuente agrega complaciente que los metrosexuales están rompiendo esquemas; porque “conocen de moda y cosméticos, adoran ir de compras, cuidan su imagen corporal, peso, cutis y piel, se tiñen el pelo, se hacen manicure, y se depilan las cejas, como lo hacemos las mujeres”.

Y agrega: “Aunque frecuentemente son considerados gays, no se trata de homosexuales, pues este modo de vida no es sólo por narcisismo, sino que su finalidad es seducir a las mujeres, y no les cuesta mucho lograrlo”.

Estoy de acuerdo en el último punto. Gay y metrosexual no es lo mismo. No voy a negar que el mundo de hoy es más tolerante en materia de diversidad sexual que el de hace unos años. Pero no se engañe el lector: arreglarse las cejas y usar algunas prendas de vestir femeninas no siempre constituye un signo de tolerancia hacia las minorías.

He comprobado con mis propios ojos y oídos cómo algunos pepillos que saludan a los socios y se depilan el cuerpo hablan de los homosexuales con enorme crudeza.

ya termino con la pierna izquieda; voy a la derecha, la Super Max está cancaneando, creo que tendré que buscar otra….

Según datos de la revista norteamericana The Economist, aproximadamente el 35 por ciento de los hombres norteamericanos entre 25 y 45 años demuestran características “metrosexuales”. Esta cifra es para la industria de la cosmética, la moda y los accesorios un mercado potencial muy tentador. De hecho, tan sólo el negocio de los productos para el cabello exclusivos para hombres mueve en Estados Unidos ocho millones de dólares anuales. Hoy, el mercado está lleno de artículos de belleza diseñados específicamente para hombres.

Las preferencias de los “metrosexuales” están en productos de afeitar para pieles sensibles, cremas en gel para evitar las “bolsitas” en el contorno de los ojos, e hidratantes libres de grasa para lucir siempre descansados. Incluso, algunos prefieren utilizar productos para mujeres, por considerarlos más amables para su piel. El creciente interés de los hombres por su belleza va hasta el quirófano. Datos de la Sociedad Norteamericana de Cirugía Plástica y Estética recogidas entre 1997 y 2002 confirman que en esa período en los Estados Unidos se triplicó la cantidad de cirugías plásticas realizadas a hombres.

Pero los afanes de la industria capitalista, insatisfecha con las compras y los servicios a los que tradicionalmente accedían las féminas, no en todos los casos han contribuido a un cambio de mentalidad entre los jóvenes. Para colmo, ahora lanzan contra campañas, como las referentes a los ubersexuales y a los retrosexuales, como opuestos de los metrosexuales que, supuestamente, han lacerado la masculinidad. Todo, a la postre, es más de lo mismo: la evidencia del control homofóbico y machista de la sociedad global. Está muy lejos la humanidad de alcanzar plenos derechos en materia sexual. Las mujeres y los homosexuales siguen cargando con la peor parte.

mejor dejo aquí la labor de embellecimiento; total, algunos dermatólogos dicen que no es bueno depilarse y yo no tengo paciencia ni medios para hacerlo…

Contemplo de soslayo algún torso hecho a imagen y semejanza de la metrosexualidad (que son ideales para mirar, como las esculturas de una galería), hasta me divierto con las conversaciones de algunos jóvenes y me preocupo porque sus intereses se reduzcan a espacios tan vacuos. Las maquinillas de afeitar las reservo sólo para el rostro, que la existencia de tan sencillo producto en los mercados de mi ciudad se ha tornado deficitaria en los últimos meses, e intentar rasurar todo mi cuerpo….no se imagina cuán difícil es. Pero no será sólo por eso, sino por mucho más, incluso, que quien aquí escribe seguirá sin ser metrosexual.

Lea más sobre el tema en el blog La isla y la espina: (http://laislaylaespina.blogspot.com/2008/12/metrosexualidad-hombres-sin-pelo-en.html)

domingo, 28 de diciembre de 2008

LOS DEMONIOS DE SAN JUAN DE LOS REMEDIOS PERMANECEN INSOMNES EN NOCHE DE PARRANDA

San Juan de los Remedios no figura como destino turístico. Tan sólo es un lugar de tránsito para los turistas que se dirigen a la cayería norte de Villa Clara. El censo realizado en 2002 no le concede el estatus de ciudad, pues no rebasa los veinte mil habitantes. Sin embargo, posee el donaire que le otorgan varios siglos de historia. Atesora miles de historias interesantes. Una parte de su devenir quedó magistralmente asentada en el texto “Una pelea cubana contra los demonios”, de Don Fernando Ortiz y recreado posteriormente por la cinematografía de Tomás Gutiérrez Alea.

Remedios quedó fuera de la nómina de siete asentamientos fundados por el Adelantado Diego Velázquez, pero no le hizo falta. Posee menos edificaciones fastuosas que Trinidad, pero al compararla con esta, sale ganando. Conserva la ingenuidad que la “contaminación” de la industria turística cercenó de aquel paraje sureño.

Entre las tantas cosas que hacen singular a la Octava Villa está la festividad de la Nochebuena el 24 de diciembre. Los hijos de esa tierra –no importa cuán devotos sean- celebran cimiento de Cristo con fuegos artificiales. La Misa del gallo en la Iglesia Parroquial compite con el ruido de los voladores y la música en la plaza. Las puertas permanecen abiertas hasta el amanecer y la alegría inunda todos los rincones. Las parrandas nunca se han suspendido, ni siquiera en los tiempos duros de crisis económica.

Las razones para volver pueden ser muchas. Pero valdría la pena apropiarse de las que consigna en su web blog
Maikel González Vivero, quien asegura que el espíritu de Remedios se trasunta en una atmósfera incorpórea como un olor.

Pero nuestro amigo no ha presenciado las parrandas. Seguramente tendría una imagen más exacta de la ciudad si lo visitara en navidad. Hay que ver cómo la gente sale corriendo a colocarse junto a los tableros a los que se les prende fuego de un tirón.

El derroche pirocténico nunca es suficiente para conformar a los seguidores de los barrios de El Carmen y El Salvador. ¿Qué barrio está tirando?, me pregunta una joven. De haber percibido el pánico de mi rostro, hubiera comprobado que soy visitante. Los nativos permanecen a la intemperie contemplando o no, el cielo iluminado, mientras yo busco refugio y trato de hacer fotos amparado por un portal.


Existen varios tipos de fiestas populares en Cuba. Podemos hablar del carnaval, que alcanza su máximo esplendor en Santiago de Cuba. También forman parte de lo mejor del patrimonio nacional las Charangas de Bejucal. Y en Remedios nacieron las parrandas, que se extendieron a una decena de pueblos en los actuales territorios de Villa Clara, Sancti Spiritus y Ciego de Ávila.

Las parrandas remedianas constituyen un espectáculo alucinante. El visitante se queda inmóvil, o por el contrario, se espanta, sale huyendo, en el momento en que los fuegos artificiales inundan como un mar rojo la plaza central del pueblo. Su origen es casi legendario y se asocia con la voluntad de cierto sacerdote que encargó a un grupo de niños que recogieran el pueblo haciendo sonar pitos y maracas para que los feligreses acudieran a la Misa del Gallo.

En caso de darse por cierta la historia, el propósito del cura se cumplió con creces. Cada 24 de diciembre es algarabía es lo que sobra en Remedios. Como si su pueblo acumulara energías el año entero para animar la parranda, no sólo con fuego, sino también con las carrozas y los vistosos trabajos de plaza.

Estos últimos son luminosas estructuras que sobrepasan la altura de un edificio de tres plantas. Los barrios contendientes los montan en extremos opuestos de la Plaza, a un lado y otro de la Iglesia Parroquial.

Siempre valdrá la pena volver a Remedios, aunque no pueda descubrir las torres de sus dos iglesias desde el tren como parte del histórico itinerario Sagua-Caibarién, sino centellantes bajo el fragor de mil y un volares durante la única noche del año en que los demonios remedianos permanecen insomnes.

martes, 16 de diciembre de 2008

TEMBLÓ LA TIERRA EN SAGUA LA GRANDE


Como para que el lunes fuera un poco menos aburrido que de costumbre, para romper con la laxitud pueblerina de que hablara Azorín citado por Jorge Mañach, los sagüeros contemplamos un temblor de tierra este quince de diciembre.

Pero no hubo tiempo para estremecerse demasiado. La mayoría de los habitantes de la Villa del Undoso, incluyendo a los Mogotes de Jumagua, al conocido puente de hierro y a la mismísima Iglesia Parroquial, permanecieron imperturbables.

Apenas un meneíto del butacón, el bucarito de flores de Changó ligeramente ladeado y los hielos agitados en el vaso de ron gentilmente servido por mi amiga Patricia Angelino para celebrar por adelantado el fin de año, me hicieron creer que la tierra se movió.

Ya sabemos que no es muy firme el subsuelo en Sagua la Grande. Sobre un pantano construyeron Juan Caballero y Joaquín Fernández Casariego esta ciudad. Pero de sismos no hay demasiado que contar. Aunque Antonio Alcover se refiera a unos cuantos temblores en el siglo XIX y se sepa que en la madrugada del siete de agosto de 1939 hubo otro que agrietó alguna vieja pared, estamos muy lejos de correr los mismos riesgos de Santiago de Cuba, enclave de Reinaldo Cedeño.
Un compañero de la emisora, al parecer aficionado a la geología y a las noticias impactantes, me señaló que en los últimos años se han registrado cerca de una treintena de temblores con epicentro en la provincia de Villa Clara y que si el de ayer hubiera durado unos segundos más…..¡Ay mamá! ¡Qué manía la nuestra de sobredimensionar las cosas!

Semanas atrás algunos sagüeros en Internet hasta trataron de adjudicar para esta ciudad un parentesco con el presidente electo de los Estados Unidos. Resulta que, según algunos sitios nada serios, el padre de Obama era de Villa Alegre...(Para deralles: foro.univision.com/univision/board/message?board.id=noticiero_univision&message.id=121964 - 51k - )

En cuanto a los terremotos, ni siquiera el afán de protagonismo de los sagüeros conseguirá que salgamos si acaso de la plana menos importante de algún periódico. Apenas tres grados en la escala de Richter...
Los de aquí tendremos que conformarnos con la impronta de los coterráneos que con su ejecutoria en la ciencia, la cultura, el deporte u otras esferas, de cierta forma, han estremecido la tierra. Y eso ya es bastante.

sábado, 13 de diciembre de 2008

HUÉRFANOS DE DRAMATIZADOS EN LA TELEVISIÓN CUBANA

Hilda Saavedra en "Sol de batey", telenovela de Roberto Garriga que marcó un punto de giro para el género en 1986.
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En mi mente no está del todo clara la anécdota, pero alcanzo a recordar algo que una vez me contaron: Stalin, interesado por apoyar la creación cinematográfica, preguntó cuántas de las veinte o treinta películas que se hacían al año en su país eran buenas. “Diez”, le contestaron. ¿Y si hacemos cincuenta?, repostó el polémico líder. “Pudieran buenas diez, camarada”, volvieron a contestarle.

La historia, falsa o no, resulta ilustrativa de algo que los cubanos acostumbramos a resumir con pocas palabras: “Calidad y cantidad no van de la mano”. Esencialmente, estoy de acuerdo. Pero, al menos en el audiovisual, el entrenamiento será válido para alcanzar la perfección. Si la producción es exigua, existen pocas posibilidades de elegir, de aquilatar lo bueno y lo malo. Es como cuando usted acude al mercado. No podrá escoger las mejores verduras, sencillamente porque un solo vendedor le ofrece lo que buscaba.

La producción de dramatizados en la televisión cubana atraviesa la peor crisis de toda su historia. Ni siquiera fue posible tener listo el paquete de teleplays que tradicionalmente se han programado en el verano. Es por estos días que se están exhibiendo algunos en el espacio asignado a la telenovela los miércoles. (Se ha dicho que “Las huérfanas de la obra pía” han cedido su espacio; más bien se busca la manera de alargar el tiempo en el aire de la susodicha propuesta, porque no hay nada que poner después).

Un amigo, bastante radical en sus convicciones, me ha dicho que la televisión no debía gastar un centavo más en telenovelas, que sería mejor adquirirlas en el exterior. A fin de cuentas, casi nunca se hace una que valga la pena.

No creo que los directivos del ICRT piensen lo mismo, pero las telenovelas se están extinguiendo de la pequeña pantalla. Es evidente que escasea el financiamiento para hacerlas. Pero resulta más grave aún que las condiciones técnicas para producirlas son paupérrimas. Jamás he entrado a los estudios del Focsa, los más grandes de la televisión cubana. Pero me ha llamado la atención, al transitar cerca del célebre edificio capitalino, cómo uno o dos carros despliegan claves hasta el interior del recinto. Ello se debe sencillamente a que los estudios no poseen condiciones para la grabación y transmisión en sus cabinas de control, y los equipos de remoto deben suplir las funciones de estas.

No soy productor, ni economista como para emitir criterios precisos sobre ello. Pero creo que me asiste algún sentido común al considerar un desatino haber dedicado recursos a sufragar la puesta en funcionamiento de nuevos estudios y canales de televisión, sin haber fanatizado antes mejores condiciones para espacios emblemáticos de la producción audiovisual como los del Focsa. Es como mantener en cueros a un santo para vestir otro.

Mucho más crítica que la producción de telenovelas es la de aventuras. Con cuánta nostalgia las generaciones que superan las tres décadas recordamos el espacio que dio cabida a tantos clásicos de la literatura universal y a obras originales. Nunca sobró el dinero, como para usar costosas escenografías o exóticas locaciones. Pero el talento de técnicos, actores y escritores conquistó la preferencia popular.

Semanas atrás, entre las misivas de lectores que publica el periódico Granma en su edición del viernes; casi siempre abordando temas sociales, de la economía y los servicios, se coló una cuyo remitente hablaba con pesar de la escasa presencia de aventuras cubanas en la pantalla doméstica. El hecho de que Granma se haya hecho eco del problema en voz de un lector, tiene para mí una marcada importancia.

Sin ser tremendista, diría que se trata de un asunto de la política, teniendo en cuenta que esta se ocupa de regir los asuntos relacionados con la buena salud del Estado, de la nacionalidad. Hace algún tiempo los directivos de la televisión solían afirmar con frecuencia que el setenta por ciento de las propuestas de nuestros canales nacionales era de producción nacional. La realidad hoy es muy distinta. Que conste que no pretendo satanizar las ofertas de una televisora como Multivisión. Apuesto por la diversidad, pero no me conformo con la deprimida oferta de dramatizados cubanos que nos asola hoy.

La propuesta de mi amigo me parece inaceptable, entre otras cosas, por un elemental sentido de patriotismo. Pero sé que él ama todo lo bueno que nuestra cultura ha legado a la humanidad. Y si esta tierra devino en pocas décadas epicentro del movimiento danzario de América Latina tras el surgimiento de la Escuela Cubana de Ballet; si nuestros creadores frecuentemente consultan altos lauros en certámenes internacionales; si resulta imposible contar la historia de la radio y la televisión del continente sin mencionar a compatriotas como Félix Benjamín Caignet; si la Mayor de las Antillas ha logrado que muchas miradas se vuelvan ante ella gracias al talento de sus artistas, por qué debemos renunciar a ganar un sitial por lo menos digno en la producción televisiva. A pesar de los apremios económicos que el mundo actual impone, algo debe y puede hacerse para que los televidentes cubanos no sigamos huérfanos de dramatizados.

sábado, 6 de diciembre de 2008

PRESENCIA ETERNA DE WIFREDO LAM EN SAGUA LA GARNDE

Templo del Sagrado Corazón, en Sagua la Grande, sitió donde Lam descubrió los primeros lienzos

Si los nativos de Sagua la Grande proclamamos que Wifredo Lam fue nuestro coterráneo, no nos vanagloriamos por un hecho que, de cierta forma, se debe al azar. Hubiera sido distinto el imaginario del artista de haber venido al mundo en otro sitio. Incluso, el destino determinó que el artista naciera un 8 de diciembre; el mismo día en que esta ciudad celebra su fundación al amparo de la Virgen María.

Lam se dejó cautivar por las imágenes en la Iglesia del Sagrado Corazón, al otro lado del puente El Triunfo. Y los primeros lienzos los halló en la bodega de Alonso, en Colón número 200. No eran más que enormes pliegos de papel.

En pocas localidades se cocieron mejor los ingredientes chinos y africanos que nutren el ajiaco nacional. La colonia china de la Villa del Undoso, con decenas de establecimientos diseminados por el barrio de Cocosolo, fue una de las más grandes y prósperas de la isla. En ese mismo sitio se establecieron numerosos ex esclavos que fundaron sociedades religiosas hasta ahora vigentes.

Al analizar símbolos recurrentes en la obra del chino mulato sagüero, nos topamos con los temas frondosos y esotéricos que nacieron, sin lugar en dudas, cerca del Undoso y al amparo de Antoñica Wilson.

Antoñica, grande, gorda, de imponente figura, quería concederle a Wilfredo (entonces todavía con ele) la protección de todos sus dioses y lo preparó para que su primer viaje a España, financiado por el ayuntamiento local, tuviera éxito. Le entregó una semilla grande, “algo así como la de un mamey pero aplastada”, que Lam conservó por mucho tiempo. Pero, a la postre, como diría Nancy Morejón, la mejor lección que le quedó de Antoñica a Lam, más que un posible apego a la religiosidad, fue el ojo pleno de sabiduría ancilar, capaz de ofrecernos un fresco de civilizaciones ejemplarmente ensambladas en una diáspora que gira por todo el planeta.

El audiovisual ha dejado constancia de la relación de Lam con su pueblo. Humberto Solás lo trajo aquí en 1979 para rodar varias escenas de un antológico documental. Bajó con él a la ribera del río por el puente de “Príncipe Alfonso”, donde –confesó el artífice de “La jungla”- jugó de niño. Jorge Aguirre, en la obra “Ya era otoño en París” emplea imágenes de la casa de la calle Carmen Ribalta y del río. En la secuencia final, antes poner en boca de Lam la frase que da título al documental, se escucha: “Había calor en La Habana, también en Sagua”. Reconoce la universalidad inherente al más grande los pintores cubanos. Pero no deja de mencionar a Sagua la Grande. ¿Por qué insistir tanto en eso si Lam se fue siendo casi un adolescente y prácticamente no volvió más?

Fernando Ortiz en 1950 ya podía entregarnos una respuesta: “En cuadros como ‘La Jungla’ no están presentes ni África ni China. No es la tupida vegetación virgen de algunos sitios de Cuba. Es, sencillamente tierra mulata, vegetación agraria y trabajada. Flora, fauna y humanidad de plantación, vega y sitierío”. Es, agrega el sabio, la cálida naturaleza de Sagua, donde Lam jugó de niño y amó de joven.

Fuentes: Wifredo Lam, Antonio Núñez Jiménez.
El centenario de un mito, publicado por Nancy Morejón en el periódico Granma el 20 de julio de 2002.