domingo, 25 de mayo de 2008

Sagua la Grande-Santa Clara: los descuidos de la metropoli.



A Manino Aguilera Hernández


De discordias inter-regionales puede contarse mucho. El mundo ofrece miles de ejemplos; en ocasiones dolorosos, como los de País Vasco sometido a los caprichos de España, o los de Puerto Rico renuente a comunicarse en inglés. Pero no voy a adentrarme en valoraciones sobre la política de estados extranjeros. Lo que motiva este comentario tampoco pone en riesgo la integridad de mi país porque, no es menos cierto que nuestra condición insular, de cierta forma, ha garantizado cierta homogeneidad entre los cubanos. Por suerte, tuvimos un Martí unificador, capaz de borrar las contradicciones regionales entre los caudillos de las guerras de independencia.

Hoy, aunque un habanero diga chancleta y un santiaguero, cutara, todos somos de aquí mismo y el amor por la patria se manifiesta de forma similar. Pero, ¡cuidado¡ que a fuerza de halar parejo para todos, podemos ignorar las singularidades de cada pueblo, ciudad, o región; los pequeños rasgos identitarios que alimentan el apego a la patria grande.

Hubo un tiempo, desafortunadamente no lejano, en que la historia local y regional, fueron borradas de los programas de estudio en las escuelas cubanas. Entonces a ningún niño se le hablaba de José Luis Robau, aún cuando la trascendencia del joven general mambí haya sobrepasadado los límites del territorio sagüero. Afortundamente, tuvimos la oportunidad de toparnos con personajes como el profesor Raúl Villavicecio Finalé -El Villa-, quien si hoy es reconocido como Historiador de Sagua la Grande, no es exclusivamente porque un decreto lo proclame, sino por su estudio y difusión de la historia local.

La ciudad de Sagua la Grande, distante a 48 kilómetros de Santa Clara, en sus orígenes no tuvo grandes vínculos con la capital de la de la actual provincia de Villa Clara. A los sagüeros les interesaba mucho más establecer relaciones con la solvente economía cienfueguera y con tal propósito extendieron las vías de su ferrocarril hasta Los Cruces, donde se enlazarían con las de la empresa de Cienfuegos. Hoy siquiera existe un camino de hierro directo entre la metropoli provincial y la Villa del Undoso, aún cuando la primera sí necesitó del puerto sagüero para recibir y exportar mercancías.

No es raro encontrar apellidos comunes en las ciudades de Sagua y Cienfuegos, así como en Cárdenas, Caibarién y otras localidades que -igualmente- estuvieron vinculadas a nuestra ciudad, o pertenecieron a la región histórica cuyo epicentro se encontraba junto al Undoso.

¿Podrán estos datos arrojar luz acerca de las actuales "diferencias" entre Santa Clara y Sagua? No es casual el entrecomillado. No puede hablarse de un enconado regionalismo de los sagüeros al estilo de Manzanillo. En definitiva, Santa Clara siempre fue la capital, pero "El gran pueblo provincial", como lo denominara Mañach, no podía rivalizar con la industrializada localidad norteña. Alguien un día me mencionó a la Carretera Central como un factor que impulsó el desarrollo de la Ciudad de Marta, pero -rispoté- Sagua tiene el Circuito Norte, fomentado precisamente por empresarios locales para facilitar la comunicación con La Habana.

Todavía se sorprende el visitante al comprobar cómo el centro histórico de Sagua, si bien no es tan grande, exhibe unbuen número de edificios altos. Le invito a algunos minutos por Santa Clara. Enumere cuántos edificios de más de dos niveles existen en las inmediaciones del parque Vidal. Busque un hotel tan majestuoso como el "Sagua", o por lo menos como el "Siglo veinte".

No pretendo seguir regodeándome en detalles que pudieran parecer algo infantiles, o que acrecentarían mi condición regionalista (cosa esta última que no me molesta demasiado). Más bien pretendo remitir al lector al análisis de lo que he llamado "descuidos de la metropoli". Visite la página de la emisora CMHW (http: cmhw.co.cu). Busque el acápite donde aparecen breves reseñas de los municipios villaclareños, observe las fotos que allí se muestran con las siguientes leyendas: "Glorieta del parque central", "Filial de Ciencias Médicas" y "Estación de ferrocarril". Ninguna, absoltutamente ninguna, es de Sagua. Reconozco que nuestro parque (central) La Libertad no tiene una glorieta así, aunque plazas no nos faltan. En cuanto a la filial de Ciencias Médicas, es más moderna y la estación de ferrocarril, ¡ni hablar! Tan sólo invito al lector a visitar genealogiadelnictalope.blogs para que compare nuestra estación con la que exhibe CMHW. Y que me perdone Remedios, la hermosa villa a la que corresponden las fotos de la web de la emisora provincial. No estamos necesitados los sagüeros de sus imágenes, tenemos las nuestras, suficientes para enorgullecer a "La tacita de plata", como bautizara Mañach a Sagua la Grande.

El ejemplo que acabo de enunciar pudiera parecer cosa simple, pero no. Es una nueva evidencia de que la capital provincial es quien dicta y proclama. Es quien reparte y concede beneficios. Ello no tiene nada que ver con las nobles políticas de desarrollo que la Revolución ha promovido. Más bien con la voluntad de algunos dirigentes que, como los del siglo XIX, hacían cualquier cosa por despojar a nuestra jurisdicción de sus territorios. Así sucedió, por ejemplo, con la localidad de Calabazar, pero la historia es justa: Hoy ese pueblo -aunque sin estatus de municipio- tiene el nombre de "Calabazar de Sagua".

Mis consideraciones coinciden con la voluntad de algunos expertos de que la división político-administrativa actual sea revisada. No aspiro a que se funde la provincia de Sagua la Grande. Tal vez Calabazar sí pudiera recobrar su condición de municipio. Pero nosotros tenemos derecho a aspirar a un tratamiento "diferenciado" del que recibe el pequeño Corralillo, o Manicaragüa. Vaya, que si el municipio montañoso recibe tres ómnibus nuevos, por qué Sagua no puede disponer de cuatro. ¿No los necesitaremos más acaso?

En cuanto a las fotos, por su falta de rigor, mejor será ignorar a la página de la CMHW, que cualquier búsqueda en Internet permite encontrar cientos de imágenes de la tacita de plata.

4 comentarios:

Reinaldo Cedeño Pineda (EL POLEMISTA) dijo...

Amigo Adrián:

Mis respetos, porque ejercer el criterio es un acto de desnudez interior, una flecha tirada a la conciencia de muchos a la que no todos se atreven, que suele traer consecuencias y que a algunos molesta. Por eso, siempre he sabido respetar el brazo capaz de hacerlo, aún en los casos que no coincidamos.

Me afinco a lo que dijo nuestro presidente Raúl en el congreso de la UNEAC: “De las mayores discrepancias, saldrán las mejores soluciones”

He leído con detenimiento lo que planteas, y primero he de aclarar que no he visitado Sagua La Grande, ausencia que por otro lado espero saldar pronto, cuando asista al evento de Radio Undoso 2008 este junio. Ya ando ufano por ello, porque algunos amigos como tú me enseñarán de seguro, esta otra parte de Cuba que tantos ignoran.

Por ejemplo, me alegró que hayamos coincidido en Yaguajay, un lugar que muchos mencionan, pero que muy pocos saben de que color es. Y algunos, ni en que provincia está… que lo tengo comprobado.

Parte de esa culpa, que nunca como es sabido cae en el suelo, la tiene nuestra enseñanza que durante muchos años, nos enseñaba el bosque sin detenerse en los árboles, nos enseñó a los “grandes”, y se olvidó detenerse en lo que vivieron, murieron y padecieron en nuestras calles, como bien dices.

Parte de esa culpa la tienen nuestros medios masivos nacionales, que secuestraron a Cuba adentro, que suplantaron al país por La Habana, que acaso llegan hasta las capitales de provincia, y lo peor que no admiten esa culpa.

Quizá no reparan en algo tan sencillo: de municipios está conformado el mundo; el mundo, acaso, es la taza de todos los días que uno se bebe con los amigos.

Te repito, apenas conozco esa ciudad de Sagua La Grande que tanto quieres. Y Villa Clara, muy poco, apenas en dos viajes muy rápidos que por razones de trabajo he hecho hasta allá.

Mi opinión, pues, es de principios.

Siempre me admira y me regocija encontrar personas que defienden el lugar donde viven, que lo defienden desde la crítica, que lo cuiden. Quiero confesarte que Sagua La Grande era un lugar más para mí, hasta que conocí a Yoel, que te conocí a ti, haya que escuché trabajos de Radio Sagua. Las ciudades no la hacen las paredes, son las personas las que hacen que esas paredes tengan alma.

Como sabrás, ser oriental, es una lucha constante, una rebeldía perenne con todo aquello que te queda lejos, contra los que te quieren ningunear. Tal vez por eso, comprendo y me da tanto escozor cualquier exclusión, cualquier tendencia a minimizar, a manipular, a desconocer…

Si conozco Pinar del Río, Matanzas o Cienfuegos, que no están “diseñados” para un oriental, es por mi voluntad y mi propósito de no ser cubano de aldea. Las “Vueltas a Cuba” se acabaron hace años.

Recuerdo una exposición de pintores pinareños en Santiago. Llamaron desesperados que habían montado en avión por primera vez, que estaban en el extremo de Cuba. Y es cierto, los orientales, para llegar al Occidente, tenemos que montar avión, cosa que no ocurre por ejemplo con los del centro. De Santiago a La Habana hay un millar de kilómetros. Son características que algunos ignoran.

Cuando presenté la revista Caserón (que con tantísimo esfuerzo saqué de la tumba), en Bejucal y en Güira de Melena, admiré profundamente las amplias llanuras, una geografía nada común en Santiago de Cuba, rodeado de altas montañas, aunque haya abajo se divise el mar. Mi madre siempre dice que anda aburrida del mismo paisaje; pero cuando ha ido a La Habana, al mismísimo malecón, echa de menos a sus montañas. No porque sea el Everest, sino porque son las suyas, y en las que ha gastado los ojos.

Si entre Sagua y Santa Clara hay apenas 48 kilómetros; si es como dices en la CMHW, una emisora que tiene ciertamente prestigio más allá de sus fronteras; es penoso que haya ninguneadores, minimizadores, invisibilizadores de Sagua o de cualquier otro sitio en su propuesta web; sobre todo que no se den cuenta de cuanto lacera, cuanto castra para la propia provincia, cuanta sinrazón puede llevar el desconocer, esa maldita y repetitiva representación excluyente que es tan común en Cuba.

Yo creo, que si es como dices, allí hay condiciones y capacidad de rectificar. No seamos pesimistas.

Es curioso como se aplica la política del centro y la periferia a diferentes escalas: El Primer Mundo al Tercer Mundo, París a La Habana, La Habana a las provincias, las capitales de provincias a los municipios, las cabeceras de los municipios a los poblados… y así en una sucesión macabra.

Tal vez habría que preguntarle a alguien de Palma Soriano, una ciudad grande y llena de historia, cuantas veces se ve representada en los medios de Santiago de Cuba, o Contramaestre, o Baire que ya anda más cerca de Bayamo…

Por cierto, me han dicho los manzanilleros, que viven en una ciudad preciosa, que el diferendo Bayamo− Manzanillo viene de tiempo, que incluso en la primera de estas ciudades anduvo secuestrado el título de villa o de ciudad, caramba ahora mismo no recuerdo con exactitud.

Hay toda una mitología en Granma, única provincia que no tiene el nombre de su cabecera, fíjate. Un poco en broma un poco en serio, la cosa es que algunos decían que le pusieran “Bayanillo”. Un nombre es muy importante, la identificación con el lugar es esencial.

Tengo la impresión de que los granmenses son sólo granmenses para el resto del país, que ese nombre no es la mejor solución. Y acaso habrá que repensarlo. Nadie allí es de Granma, pregunte usted y le responderán que son de Bayamo, de Manzanillo, de Jiguaní, de Campechuela…

Tal vez sea la representación máxima de los problemas dejados por la división político administrativa, que ciertamente resolvió muchos… pero cuidado, los hay entre La Habana que era una sola y ahora es provincia Ciudad de La Habana y La Habana, “La Habana campo” como le dicen los capitalinos… y no sigo.

Los medios, y si son de la provincia más, han de visibilizar el territorio. Y no repetir la práctica funesta de los medios “Nacionales” que de nacionales nada tienen.

Me da mucha gracia. Cuando uno defiende su lugar, cuando defiende su derecho a ser visto, es regionalista. El regionalismo aultranza es chovinismo, padre de muchas guerras; pero la defensa del territorio es orgullo válido, es la cuota elemental de vida. Me da mucha gracia, las palabras son tan poderosas, que el mote de regionalista suele aplicarse de una parte, cuando alguien “de municipio” defiende su lugar, es regionalista… cuando alguien de “provincia” inivisibiliza al municipio y lo suplanta por la capital, qué es?

Hay mucha ignorancia. En los medios, desafortunadamente, subsiste aún mucha falta de cultura, y mucha petulancia…

A veces, ya el mal está en la médula que el fenómeno se repite sin conciencia alguna como si fuese algo natural. De la capital de provincia a La Habana y de ahí al cielo…

A un amigo habanero a quien andaba contándole sobre Baracoa, me dijo que no sabía que en Baracoa había Malecón. Claro, no habían pasado todavía las inundaciones famosas. Y es que si no hubiera habido inundaciones…. Ojalá no haya que esperar otras inundaciones, para saber que hay malecones en otros sitios de Cuba, para enterarme yo mismo.

Solás ha sacado a Gibara, a la hermosa Gibara del olvido.

Adrián hay mucha tela por donde cortar.

De todas formas, creo que, respecto al transporte, no importa si es Corrillo, Manicaragua o Sagua, o ciudades más grandes. Todos los necesitamos.

Nos queda, no callarnos. Te queda ti, por suerte, desde donde laboras, desde tu propia página crear estados de ánimo y conciencia, dar a conocer lo logros de Sagua. A Sagua, la han distinguido con un telecentro, no? Esa es una manera de ir dejando atrás las invisibilizaciones.

Hay que construir, rescatar nuestras historias escritas, visuales y sonoras, desde nuestros municipios del mundo.

La grandeza de un sitio no se mide en miles de habitantes. Si en algo se mide, es en la grandeza del pensamiento.


Nos vemos en Sagua…la Grande
Reinaldo Cedeño

Adrián Quintero Marrero dijo...

Reinaldo:

Gracias por tu prosa. Mi blog cobra prestigio al contar con tu pluma. Créeme, no soy pródigo en elogios. Prefiero reservarlos para el momento oportuno, como en este caso.
Qué bueno que un periodista se sume a la polémica. Espero que no seas el único, pero tus palabras Sagua la Grande las guardará con especial afecto.

Anónimo dijo...

hola....te juro que nunca me equivoque con respecto a ti....sabia que dentro de esa personita se ocultaba una de las mentes mas maravillosas que haya conocido jamas.....no son elogios, son verdades dichas con mucho respeto...como dicen...honor a quien honor merece...espero ver y leer mucho mas en tu blog que, de mas esta decir, supera cualquier expectativa, amiga o enemiga.....durante estos anos he buscado una fuente elocuente y por demas confiable en la cual poder leer y estar al dia sobre lo contece en mi querida ciudad de Sagua la Grande... a Dios y a ti, gracias....gracias de corazon AMIGO. Disculpa por no presentarme, soy jorge, tu ex companero de trabajo...me recuerdas?....Cuidate mucho, exitos...y espero que nos encontremos aca de nuevo

Adrián Quintero Marrero dijo...

No es nada anónimo el autor del comentario. LO será en Cárdenas y Varadero, pero pronto los oyentes y televidentes tendrán la posibilidad de apreciar el talento del compañero al que dedico parte de una de mis entradas. Jorge, gracias a ti y a Olguita por seguir estando cerca, aunque sea a través del blog. No sé desde donde escribiste, por eso te respondo aquí mismo. Ojalá que regreses al blog para leer este comentario.