Con las viviendas hoy denominadas "vernáculas" comenzaron a convivir edificaciones más sólidas, en las que el hierro ocupó espacio orefrencial. La tradición metalúrgica nos dotó lo mismo de pintorescos guardavecinos, que de hermosos balcones. El sentido utilitario y la belleza se dan de la mano en el entramado ecléctico de una ciudad que, gracias a la herredería, también puede considerarse majestuosa.
Blog de Adrián Quintero, desde Sagua la Grande. Para promover el pensamiento inteligente. aries76@emaildiario.zzn.com
jueves, 10 de junio de 2010
Escaleras, balcones y guardavecinos en Sagua la Grande
El hombre usa para construir los materiales que tiene a mano. La arcilla y la madera contribuyeron a dar fisonomía de ciudad a Sagua la Grande; pero casi desde sus tiempos fundacionales la Villa del Undoso favoreció el desarrollo de un grupo de industrias que acrecentaron el lustre arquitectónico.
Con las viviendas hoy denominadas "vernáculas" comenzaron a convivir edificaciones más sólidas, en las que el hierro ocupó espacio orefrencial. La tradición metalúrgica nos dotó lo mismo de pintorescos guardavecinos, que de hermosos balcones. El sentido utilitario y la belleza se dan de la mano en el entramado ecléctico de una ciudad que, gracias a la herredería, también puede considerarse majestuosa.




Con las viviendas hoy denominadas "vernáculas" comenzaron a convivir edificaciones más sólidas, en las que el hierro ocupó espacio orefrencial. La tradición metalúrgica nos dotó lo mismo de pintorescos guardavecinos, que de hermosos balcones. El sentido utilitario y la belleza se dan de la mano en el entramado ecléctico de una ciudad que, gracias a la herredería, también puede considerarse majestuosa.
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