miércoles, 4 de agosto de 2010

DESPERTÉ ESCUCHANDO LA RADIO…


Hoy desperté con la radio encendida. Es mi costumbre habitual, pero esta vez con algo más de tiempo, transité por el dial durante algunos minutos, los suficientes como para preguntarme si estas son las emisoras y estos son los programas que nos hacen falta en el siglo 21.

No hablemos de las dogmáticas políticas informativas que lastran el quehacer periodístico. Unidas a la poca creatividad de nuestros informativistas, consiguen que el acontecer de Santiago de Cuba sea idéntico al de Ciego de Ávila, o Placetas.

Moviendo y moviendo la aguja, encuentro en la emisora provincial de Matanzas comparecencias periodísticas kilométricas y la presencia de un periodista –o colaborador- con una sección dedicada al movimiento obrero que es solo una lista de nombres, dicha además con lenguaje ampuloso. Algo así como esto: “En la EMAI, siglas con las que se identifica la empresa tal, fueron destacados de los municipios de Colón, Los Arabos y Varadero, Fulano, Mengano y Esperancejo, este último de la hermosa playa azul….

Un poco más acá, en el centro de la isla, hallo a quien lee un comentario de medio minuto que parece haber tomado de un plegable de promoción de salud. Mientras un periodista experimentado “mortifica” al oyente con cantaletas de hasta diez minutos para hablar lo mismo de telenovelas, que de pelota, sin hilvanar adecuadamente las ideas y sin dotar a su discurso de la simpatía inherente a todo buen comunicador.

Así andan las cosas por el dial. Mientras la Onda de la Alegría y “La emisora de la hora y las noticias” se presentan como piezas museables donde la inmediatez periodística ajena a sus propósitos.

El informativo “Haciendo radio”, por su lado, celebra 26 años con la enorme misión de persistir como único paradigma de aquel modo de hacer fundado por “El Uruguayo” Jorge Ibarra, por Alberto D. Pérez, Orlando Contreras y Gladys Goizueta, entre otros grandes del quehacer radiofónico.

No pongo en duda el talento de algunos –no de todos- los integrantes del colectivo actual de ese espacio, pero son demasiados años como marcar pautas. Las pautas las marcó, pero en la década del ochenta del siglo pasado.

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