viernes, 3 de julio de 2009

LUÍS DÍAZ CUERVO: LAS CONVERSACIONES QUE ME FALTAN


A mi profesor de Historia de los Medios en la filial del Instituto Superior de Arte de Camagüey le debo una ocurrencia totalmente original. Dispuesto a hablar sobre los orígenes de la radiodifusión, llevó al aula un libro con lomo de cuero y letras doradas. “Radio de galera” era el título. “Por favor, ábralo en la página en la página 38”, me dijo con la seguridad y la dicción propias de un viejo hombre de radio.

Enseguida comprobé que había sido objeto de una broma, suerte de recurso pedagógico para motivar el interés. El “libro” no era más que el primitivo artilugio con que se captaba la señal de las emisoras en las primeras décadas del siglo pasado, con su piedrecita y todo...

Luís David Díaz Cuervo es uno de esos apasionados de la radio que no se conforma solo con hacerla (como si fuera poco). También se ha dedicado a investigar los más mínimos detalles de su historia, especialmente en la Tierra de los Tinajones.

Entre las tantas satisfacciones que me ha dado Camagüey está haber sido su alumno. Coincidimos el mismo día del examen de ingreso a la enseñanza superior. En el examen escrito, donde debíamos analizar la versión radiofónica de un cuento, muchos quedaron “botados” tras elogiar erróneamente las actuaciones y la musicalización. Desgraciadamente, en nuestro contexto estamos mejor preparados para el elogio, que para la crítica. Motivado por el mismo espíritu cuestionador que luego trató de sembrar en los alumnos, el maestro escogió una obra que distaba mucho de ser un modelo positivo de realización artística.

Luego llegó el momento de la entrevista: “A ver, explíqueme cómo usted utiliza los pósters de señales”. “¿Por qué considera que Fulano no es un personaje en la obra que le presentamos?” “¿Qué espacios hace usted en la radio? A nadie en aquel tribunal se le ocurrió hacerme tantas preguntas. Hoy por hoy pienso que, más que joder, Luís aprovechó el chance para hablar de radio que, en definitiva, es una de las cosas más le gustan.

Es un conversador impenitente. No sólo lo motiva la radio….También, su querido Camagüey, las artes, la política, los trenes. ¡Los trenes! Me llevé una gran sorpresa cuando, tras elegirlo yo mismo como tutor de mi trabajo de diploma, me confesó que el tema del documental que acompañaría la tesis, lo hacía recordar a su padre. Nacido y criado en Garrido, el barrio de los ferroviarios camagüeyanos, Luís puede narrar mil y una historias sobre el medio de transporte más ampliamente arraigado en el devenir de Camagüey.

Algunas debieron estar en el singular programa de radio que mantuvo en el aire por no poco tiempo en las mañanas dominicales. Era una propuesta singular de Radio Cadena Agramonte. Aparentemente, no había guión alguno. Sino, sencillamente, el ánimo de contar las cosas como suelen hacerlo unos pocos elegidos…El buen decir, entre tanto texto carente de originalidad, precisa ser cada vez más generalizado en la radio cubana actual.

Luís Díaz ha aportado cientos de guiones dramatizados a emisoras cubanas. Ha sido uno de los principales impulsores del policiaco “Guardia Operativa”, en Cadena Agramante. Ostenta premios otorgados en Cuba y en el exterior. Hoy en día trabaja para la casa productora “Radio Arte”.

Meses atrás regresé a Camagüey para tocar a su puerta, ya no en Garrido. Más al norte, en La Vigía, es fácil encontrar su palabra diáfana. Con resuelto optimismo me habló de sus planes, de nuevos retos. Sabe Dios qué cosas se le estarán ocurriendo; no sé si para hacer más amena sus conferencias sobre la historia de la radio, o para escribir una novela…Quizá prepare un libro con deliciosas memorias…Estoy convencido de que a Luís aún les faltan muchas conversaciones por propiciar con sus alumnos y oyentes.


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