lunes, 20 de julio de 2009

PARA AMPLIAR MI DIRECTORIO DE SITIOS GAYS: TINTES ROSADOS EN LA CALLE 44 DE VARADERO



La península de Hicacos es lo suficientemente extensa como para acoger a personas de las más diversas características. Mas apenas una pequeña porción de la extensa franja de duna pudiera ser considerada patrimonio gay.

Al final de la calle 44, detrás del Parque de las 8 mil Taquillas, devenido centro comercial Hicacos; se halla una de las zonas más populosas de Varadero. En verano la visitan cubanos de casi todos los municipios de Matanzas, de La Habana y de Villa Clara. Gente de todo tipo, familias enteras que se protegen del sol bajo las caletas, pepillas, matrimonios con niños pequeños…

Durante la mayor parte del día se nos presenta como un pedazo más de playa más…. Pero cuando la tarde se tiñe de rosado, cambia el aspecto de los bañitas. Algunos son como cualquiera. No llaman la atención por el vestuario. Bueno, allí el vestuario es escaso…Aunque la presencia de tantos hombres despierta el recelo de algunos.

-Esto se ha llenado de pájaros.
Afortunadamente la frase no es tan frecuente.

En la 44 no existe señalización alguna. Se convirtió en sitio de reunión de homosexuales porque sí. No lo decretó el Centro Nacional de Educación Sexual, aunque algunos de sus visitantes asiduos me contaron que le han pedido a Mariela Castro que tramite para ese espacio cierto estatus “oficial”, como sucede con la playa de Mi cayito, en la capital.

Detesto los getos pero defiendo la idea de que, hasta tanto la sociedad no experimente verdaderos cambios, un aspecto tan íntimo como la preferencia sexual, será motivo para unirnos.

Nos falta mucho por lograr en materia de libertades sexuales. Si la Revolución ha sido radical al intentar eliminar tantos males sociales por qué no pudiera hacerlo con la homofobia. ¿Hasta cuándo debemos esperar por qué la Asamblea Nacional acabe de analizar en pleno tímidas reformas al Código de Familia que contemplan el reconocimiento legal a parejas de un mismo sexo?

No creo que Mi cayito goce de algún privilegio en particular. La mayoría de los sitios de reunión gays descritos en anteriores entradas de este blog, nunca han sido bien vistos por las autoridades y los agentes del orden público.

Pero creo ser justo si expreso que, durante varias jornadas pude comprobar que la vida al final de la 44 transcurre apacible. El azote del turismo sexual no es tan frecuente y muchos de los nacionales se contentan sabiendo que pueden observar las bellezas de un cuerpo cercano sin ganarse un responso, como lo hacen los “cheos” un poco más allá.

Claro, hay quienes permanecen más allá del anochecer y, en tenaz batalla contra los mosquitos, aprovechan la vegetación, para saciar instintos no tan secretos, ni tan condenables. A fin de cuentas, lo mismo para la mayor parte de heteros, que para los homos, las caletas constituyen el único hotel disponible en el principal balneario de Cuba.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hay que dejar de poner etiquetas..acaso existe en alguna playa o espacio público letreros que indiquen la presencia de heterosexuales, de blancos, de negros ...es más de la misma verguenza, siempre conviví con homosexuales, tengo muchos amigos homosexuales y nunca les vi nada raro ni analicé el por qué de una preferencia sexual u otra.la eterna elasticidad de lo correcto y lo incorrecto, de lo anormal y lo normal.
por qué los que son "normales" no se abren de mente?
Cuándo tendremos que dejar de huir para defender lo que somos, o en lo que creemos.
Por qué tanta falsa apariencia que no nos lleva a ninguna parte.
la etapa de exorcisar a los homosexuales ya acabó(aparentemente)este es el paso 2. tatuarles un letrero en la frente que diga soy homosexual.qué viene después?..por qué la mala costumbre se de aislar.
Convivir no es una asignatura que se imparta.
yutmila