viernes, 17 de junio de 2011

Una brecha para el audiovisual en Simposio de Masculinidades


Hablar de enfoque de géneros no es extraño en la sociedad contemporánea. Un mundo mejor es posible si logramos garantizar igualdad de derechos para los seres humanos, independientemente de cual sea su sexo, preferencia sexual, u otros aspectos.

Si se analiza el devenir de la radio, la televisión, el cine; los medios audiovisuales en su conjunto, es posible trazar un mapa de los enfoques de géneros. Pudiera abarcar desde las célebres telenovelas de Félix Benjamín Caignet, pasando por las películas de rumberas y exótica tropicalidad, hasta “Fresa y chocolate” y más recientemente, “Boleto al paraíso”.

Pero todavía los medios pueden hacer mucho más en aras de contribuir, más que a dictar modelos de vida, a suscitar la observación inteligente de todo el colorido que ofrece el mundo si de enfoque de géneros se trata. De tal manera puede ser útil para los comunicadores el Primer Simposio Internacional sobre Masculinidades, organizado por el Centro Nacional de Educación Sexual y la Universidad de Oriente.

Me parece una novedad en estos cónclaves la inserción de obras audiovisuales y de guiones que aborden aspectos vinculados al principal propuesto por los organizadores.

Consigna la convocatoria del Simposio que la fuerza de la masculinidad hegemónica y el carácter predominantemente heterosexista se convierten en la fuente principal de la vulnerabilidad de los hombres, constituyéndose una barrera que se interpone entre estos y la incorporación de conductas que conlleven a una mejor calidad de vida.

En Cuba, los medios de difusión no ignoran esta realidad, pero nuestros productos carecen de la sistematicidad y calidad que pudieran alcanzar. Y lo que más importante: la preparación y el conocimiento de nuestros artistas para abordar aspectos relacionados con el enfoque de géneros y con el estudio de las masculinidades, es escaso.

Generalmente nuestro trabajo se limita a combatir determinadas actitudes ya en un estadio final, sin percatarnos de que la educación sexual misma empieza en la cuna…De ahí que nuestros mensajes deban ser más abarcadores y coherentes.

No debemos conformarnos con cuñas donde se promueva el uso del condón, o –sencillamente- se recuerde que debemos protegernos del sida. La realidad ofrece múltiples aristas de una realidad que los medios no pueden aspirar a borrar de un plumazo. En todo caso, podemos ayudar a plantar la semilla del cambio en la mente de los espectadores. Y eso, solo si somos capaces de idear propuestas valiosas.

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