martes, 3 de febrero de 2009

Música en la radio de Cuba. No son todos los que están...


¡Cuántas veces se ha dicho que los cubanos llevamos la música en la sangre! Aunque algunos no seamos capaces de mover las piernas siguiendo los movimientos de un son, bailamos internamente. Y si no bailamos, sentimos. Hay que ver los estados de ánimos que son capaces de suscitar una grabación de Liuba María Hevia, o de Pablo Milanés…

Desde sus primeras transmisiones oficiales, en 1922, la radio cubana se hizo eco de nuestro acervo musical de este país. Algunos fundadores de este noble medio de difusión fueron músicos.

La historia evoca en el programa inaugural de la PWX el diez de octubre de 1922 actuó una entonces joven, pero ya talentosa Rita Montaner. En tiempos de la radio comercial y de la monopolizada, en las décadas del cuarenta y el cincuenta, respectivamente, eran habituales en CMQ, Progreso y otras emisoras los programas exclusivos con solistas y agrupaciones musicales de gran popularidad.

He escuchado las presentaciones espectaculares que les hacía el locutor sagüero Jesús López Gómez a los miembros de la orquesta Aragón en Radio Progreso, cuando decía “Los aragonísimos”.

Las nuevas tecnologías, lejos de limitarnos, han propiciado que los productores de hoy, tengamos a nuestra disposición en cintas magnetofónicas, en discos compactos, o en los servidores de las computadoras, un arsenal de música bastante variado…Pero…NO son todos los que están ni están todos los que son…

En materia de difusión musical, aún no está dicha la última palabra, ni lo estará…Hay que preguntas a las que a nosotros mismos, que estamos en el medio, nos cuesta trabajo contestarnos. En frecuentes ocasiones nos enteramos que Omara Portuondo, o Paulo F. G. presentaron un nuevo disco y nos vemos imposibilitados de ofrecerlo.

La Dirección de Música de la Radio cubana está encargada de enviar grabaciones a las más de noventa emisoras que actualmente existen en el país. Pero no siempre le es posible hacerlo con la inmediatez que se precisa.

A veces las disqueras ponen sus producciones a disposición de los medios; a veces, no. Es más complejo el asunto si el artista, aún cuando sea nuestro compatriota, grabó con una disquera extranjera. Eso explica, de algún modo, que los fonogramas grabados por integrantes del Buenavista Social Club apenas se conozcan en Cuba.

Si en mis programas de Radio Sagua he difundidos temas del disco “Gracias”, de Omara Portuondo es gracias a la generosidad de un amigo. Porque el CD no llegó por la “vía oficial” y casi nunca llegue. Omara graba con una compañía extranjera.
Paradójicamente, la radio debe cumplir con una política musical que privilegie la difusión de la música criolla…Estoy de acuerdo, pero no siempre la tenemos, o no está actualizada.

Podrá notar el lector que es difícil estar en el pellejo de un productor musical, tratando de satisfacer a quienes dictan la política de difusión, a quienes consumen nuestro producto y a nosotros mismos que hemos forjado un estilo para el programa.

Naturalmente, creo que nuestras propuestas musicales pueden ser más atractivas si nos preocupamos por buscar más, por desempolvar archivos como decía una locutora amiga, por indagar qué hay de nuevo en las computadoras y estar informados.

La música, hasta en los espacios informativos, tiene una importancia capital. Contribuye a aportar identidad a nuestra propuesta, a hacerla atractiva y a dignificarla como producto comunicativo con valores artísticos.

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