BALCONES
Transitamos apremiados por el tiempo, sin mirar hacia arriba. Y nos perdemos no sólo las maravillas de la arquitectura; hasta expresiones interesantes, algún rostro digno de da Vinci, sábanas blancas o teñidas e, incluso, la mirada escrutadora de una chismosa...
Transitamos apremiados por el tiempo, sin mirar hacia arriba. Y nos perdemos no sólo las maravillas de la arquitectura; hasta expresiones interesantes, algún rostro digno de da Vinci, sábanas blancas o teñidas e, incluso, la mirada escrutadora de una chismosa...
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